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ANTECEDENTES Y ENTORNO HISTÓRICO
Torrelodones, situado en la ladera sur de la sierra de Guadarrama, justo al borde de la falla geológica donde comienzan a aflorar las formaciones graníticas de esta sierra, tiene un suelo pobre y rocoso cubierto por monte bajo, encinar y enebral.
Según nos describe José de Vicente Muñoz, historiador y cronista de la villa durante la invasión árabe debió haber un asentamiento berebere y fue levantada hacia el año 865 la torre vigía, que se divisa al borde de la autovía de La Coruña (declarada ésta y su entorno, monumento histórico artístico el 14-1X-1983-BOE RD 15.ll.83). La parte superior del conjunto de esta torre fue reconstruida en 1928, con un almenado y proporciones distintas a las que tuviera en el siglo XVII. En general, dadas las características climatológicas y del suelo, Torrelodones era en esa época, zona de caza y de pastoreo de cabras.
A partir del siglo XV, con el auge que toma el camino de Valladolid y la cañada real, nace en Torrelodones un pequeño núcleo urbano formado por un puñado de casas dispuestas a lo largo del propio camino y convertidas en mesones para atender a los que transitaban por estas vías ya que al distar cinco leguas de Madrid, coincidía con una jornada de viaje.
Durante el reinado de Felipe II, en el año 1563 se inicia el proceso para la construcción de la Iglesia. Luego, en el año de 1589, bajo la traza de Juan de Herrera, se construye el Aposento Real anexo al “mesón grande ” de Juan de Baños. Por último, en 1591 se construye la fuente herreriana del “caño” y su “arca”, quedando así configurada la imagen urbana que perduró durante casi cuatro siglos.
En 1913, se añade a estos elementos históricos un edificio también emblemático en la actualidad como es la construcción del palacio del “Canto del Pico” llevado a cabo por el Conde de las Almenas, en un estilo neogótico particular, incorporando en su construcción elementos originales procedentes de antiguos edificios góticos y otros estilos.
Se puede decir que el conjunto de estas construcciones descritas anteriores al siglo XVII, junto con esta última casi contemporánea, constituyen las únicas señas de identidad histórica de la villa de Torrelodones.
LA IGLESIA
La Iglesia Parroquial de la Asunción de Ntra. Señora, en Torrelodones (Madrid), situada en la avenida de Valladolid, Nº 26, con vuelta a las calles de Carlos Picabea y de Las Marías. El conjunto lo integran la Iglesia propiamente dicha más la casa parroquial, junto con la explanada exterior delante de su atrio y el jardín interior, lo que configura todo el solar de la iglesia.
Bienes muebles que comprende y constituyen parte esencial de su historia
- Tres lapidas de granito que datan, una de ellas de 1.650 y las otras dos de 1.722, descubierta bajo el pavimento durante los trabajos de rehabilitación de 1.983 En la actualidad están situadas, en forma mural, en una de las paredes del atrio.
- Capellanías desde 1.653.
- Archivo parroquial que data de 1.702.
- Retablo churrigueresco, en madera sin tratar, atribuido a Churriguera (posiblemente de José de Churriguera por la gran similitud de la talla de sus columnas con las de la Iglesia del Salvador de Leganés) en lo referente a forma y a los detalles ornamentales y sobre todo en el diseño de la cara de los ángeles que lo adornan. La composición actual del retablo difiere de la original por haber sido trasladado y simplificado.
- Talla barroca en madera policromada de la Virgen, encontrada en el desván de la iglesia en 1.958. Utiliza como pedestal un fragmento de las columnas churriguerescas del citado retablo. Fue requisado durante la guerra civil y recuperado hacia el año 1940.
Además, como elementos de valor, habría que añadir un sagrario tallado en madera policromada del S. XVII, pero que fue incorporado a la iglesia en 1.983, igual que un sitial de madera tallada, de cierto valor pero sin clasificar posible del s. XVIII y que hace la función de sede en el altar.
DATOS HISTÓRICO ARTÍSTICOS
a) Época.
La fecha de la construcción de la Iglesia no se puede determinar con exactitud, pues su archivo fue robado en tiempo de la guerra de la Independencia (si bien se conoce que fue autorizada su construcción por un breve del Papa Pío IV, con fecha 6 de Diciembre de 1563). Es posible que la materialidad de su construcción durase un largo periodo, teniéndose en cuenta la poca entidad que por aquel entonces tenía Torrelodones, como pueblo, así como por la posible falta de recursos. No obstante, a partir de 1563 con la construcción del Monasterio de El Escorial y con el traslado de la capitalidad a Madrid, Torrelodones o “Torre de Lodones” (nombre que consta en las cédulas reales que dictó Felipe II desde este pueblo) empezó a tomar algo más de importancia al ser éste punto casi obligado de “parada y fonda”, incluso para el propio rey que así lo hacía. Por otra parte, parece que en 1.640 debió terminarse la construcción de su espadaña o más bien su restauración pues así consta en la inscripción que está grabada en uno de sus sillares del lateral norte de ésta, donde dice: «-AN C—S-D D FELIPE III ORA RESTAORE— ACABOSE A D 1640».
Recientemente ha aparecido una referencia que indica que en 1670 la Iglesia ya era una realidad. En un documento del Archivo del Ayuntamiento, datado en esa fecha, aparece el siguiente texto: “… el Archivo de esta villa, que está en la Ygleisa della, en un nicho de la pared con una puertecilla que tiene un candado pequeño y poco seguro…”. Este nicho estaba situado donde hoy está la pila del Agua Bendita, y si se observa con detenimiento, en su lado derecho, aún se conservan los restos de un antiguo anclaje de hierro que bien podría ser de la puertecilla.
b) Autor
Se desconoce cual pudiera haber sido el Maestro de Obra o Aparejador que hubiera realizado la traza de la iglesia. Torrelodones, cobró una cierta importancia en aquella época de mediados del XVI. Se sabe de la estancia en este pueblo de Felipe II a su paso camino del Escorial o de Valladolid, y consecuentemente se supone de la estancia de su arquitecto real Juan Bautista de Toledo y de la de Juan de Herrera años más tarde, del que sí hay constancia que realizó la traza del “Aposento Real” en Torrelodones. Pero pese a ello, no parece que la traza de la Iglesia tenga una influencia de estos arquitectos, salvo los remates de la espadaña con dos bolas herrerianas, aunque estas pudieran corresponder a la restauración de 1640.
c) Estilo
Esta Iglesia no se la puede enclavar en un estilo concreto de su época, si bien sí responde a la austeridad. propia del renacimiento. Pero sí se puede afirmar que su arquitectura resulta singular, al menos en la Comunidad de Madrid, tras el estudio comparativo de 346 iglesias, capillas y ermitas inventariadas.
La planta tiene una traza de nave única, con ábside ochavado propio de algunas de las construidas en los s.XVI y s.XVII en la zona de la Comunidad de Madrid, pero lo que la hace singular entre todas ellas es que carece de contrafuertes, tanto interiores como exteriores, o. edificaciones laterales que pudieran hacer las veces de éstas, pues las actuales son posteriores. Consecuentemente, tiene una armadura de cubierta del tipo “par y nudillo”, lo que hace pensar en una posible influencia de lo toledano, influencia ésta que dentro del periodo clasicista perduró hasta avanzado el siglo XVII, como afirma A. Bonet Correa. Concretamente podemos encontrar una cubierta de características similares en la Iglesia de las Santas Justa y Rufina de Toledo. Con esta tipología de cubierta y artesonado de madera, según lo recogido en el Inventario Artístico de la provincia de Madrid es la única, entre las cinco que presentan esta tipología de cubierta en la Comunidad de Madrid que, además de la nave, tiene resuelto con armadura ochavada la cabecera de la nave, en el ábside.
Respecto de la cubierta actual, se sabe que la armadura artesonada fue reconstruida, al menos en parte, en 1.861. No obstante, dada la esbeltez de los muros y la carencia de contrafuertes, desde un punto de vista estructural, parece evidente que únicamente pudo haber sido cubierta esta nave con una armadura atirantada, como la que tiene, en la que los esfuerzos horizontales que trasmite la cubierta quedan equilibrados por sí mismos. Choca pues en este sentido, la existencia de las dos pilastras interiores a ambos lados, en la proximidad del presbiterio, que a primera vista, podrían hacer pensar que hubiera podido haber un arco triunfal que recogiera las bóvedas del ábside pero, por la carencia de contrafuertes, esto no sería posible estructuralmente. Más bien parecen responder estas pilastras a una intención del diseño o de costumbre de la época, para diferenciar la nave del ábside. Estas pilastras, de traza austera, son prismáticas ochavadas y con basas troncopiramidales, rematadas superiormente por capiteles de diseño simple también prismáticos ochavados. La situación de estas pilastras tampoco responden al ritmo de la modulación de la armadura de la cubierta actual.
Únicamente en la espadaña del campanario se puede apreciar un estilo herreriano barroco, concretamente en su frontis y en las dos bolas de remate lateral, coherentes con la fecha citada grabada en uno de sus sillares, la de 1.640.
Por todo ello, se puede decir que nos encontramos con una iglesia de estilo sencillo, no encuadrado en ninguno de los tipificados, pero sí con un estilo peculiar en la Comunidad de Madrid.
SU EVOLUCIÓN HISTÓRICA DESDE UN ESTUDIO TÉCNICO
a) La traza.
Se trata de una iglesia de una sola nave, con planta rectangular de 90 x 38 pies (25.2 x 10.64 m.) y con dos ochavos en sus dos esquinas orientales, de 9 x 9 pies (2,52 x 2,52 m.) cada uno que dan lugar a un ábside de cinco lados. En su extremo occidental donde se abre su puerta y guardando el mismo eje longitudinal de la nave, se desarrolla un atrio con una planta de 8 x 24 pies (2.24 x 6.72 m.) sobre el cual se levanta el cuerpo que sostiene la espadaña del campanario. Todas estas medidas referidas son por el exterior, incluyéndose el grueso de los muros.
Los muros de mampostería tienen un espesor de 3 pies y un palmo a nivel del zócalo, reduciéndose a 3 pies en su levante, con excepción del muro posterior, el de occidente que tiene 4 pies y 3 palmos en su zócalo y que se reduce a 4_ pies en su levante. Los muros laterales que conforman el atrio y sustentan la torre de la espadaña son de 6 pies y un palmo en su base, pasando a 6 pies por encima del zócalo. Por el interior del atrio, los dos muros laterales tienen una hilada volada al interior, con sección en forma de “pecho paloma” formando bancos, y sobre estos muros se desarrolla una bóveda de cañón como techo de este atrio.
La puerta que se abre a occidente, de 7 pies de luz, tiene un arco de medio punto con dovelas labradas y acabadas con “trinchante”, cubiertas en parte por el adoso del cuerpo de la espadaña. Interiormente se ensancha con jambas con derrame, desarrollándose su capialzado al interior con un arco rebajado, en el cual se aprecian aún las “cajeras” donde se alojaban los “espigones” de los “quiciales” de las puertas. Desde hace más de un siglo, con anterioridad a 1870 , esta puerta fue clausurada al tabicarse el atrio, desconociéndose las causas de ello. J. de Vicente barajó la hipótesis de que este cierre pudo ser debido al reforzamiento que en general se llevó a cabo en las torres de muchas iglesias, tras el terremoto de Lisboa de 1.755 en el que otras muchas colapsaron. También barajó la hipótesis de que pudo ser debido a los problemas que se planteaban en invierno que, dado el clima frío de Torrelodones y quedarse el atrio en umbría, las heladas harían casi inaccesible la entrada a la iglesia durante esta estación, circunstancia esta muy frecuente que se observa en distintas iglesias de la zona septentrional de España. El hecho de que la bóveda del atrio oculte en parte las dovelas de esta puerta, hace pensar que este torreón hubiera podido ser construido con posterioridad a la nave. Esto justificaría la diferencia de fechas que hay entre el breve de 1563 por la que se autoriza la construcción de la Iglesia y la fecha que figura grabada en su espadaña de 1.640, pese a que esta última parece referirse a una restauración.
En la fachada a medio día se abre otra puerta de características similares a la anterior pero de 8_ pies de luz, con anchas dovelas labradas, de 3 pies y un palmo de canto. Es posible que esta puerta fuera abierta con posterioridad a la construcción inicial de la nave, pero con antelación a 1668, pues la piedra de granito empleada para la construcción del arco y de las jambas de la puerta, parece proceder de cantera distinta de la de la nave. El granito de esta puerta, de grano más fino y de mayor dureza, pudiera proceder de la zona de Alpedrete, el cual es bastante diferente del granito “granigordo” propio de Torrelodones y con el que está construida la iglesia en general. Además estas piedras presentan un acabado distinto ya que en su labra no se aprecia el acabado con el “trinchante” que se aprecia en las dovelas y jambas de la otra puerta.
Al tercio longitudinal de la nave, midiéndose desde el exterior del ábside, sobresalen por el interior, en ambos paramentos laterales, dos pilastras ochavadas de 2 x 1_ pies, sobre basa troncopiramidal de 3 x 2 pies y que rematan superiormente con capiteles prismáticos también ochavados, sobresaliendo dos palmos del contorno de la pilastra. Estas pilastras que a primera vista parecen que hubieran sido previstas para soportar el típico arco triunfal para sustentar las bóvedas del techo del ábside, no se las encuentra más que desde un punto de vista decorativo pues carecen de contrafuertes capaces para haber absorbido los empujes horizontales del hipotético arco. Por lo tanto la función de estas pilastras pudiera ser la de diferenciar el espacio del presbiterio del de la nave, creándose de esta manera dos paños laterales de igual tamaño que el central del ábside.
Al fondo de la nave y ocupando un quinto de la planta, se desarrolla el coro sobre un pórtico formado por una jácena de madera enteriza que apoya en sus extremos en dos “canes” de madera y en el centro apoya en dos columnas parteluces de piedra de granito. Existe otra jácena paralela al pórtico y paredaña con el paramento del fondo de la nave, del que sobresalen dos ménsulas de piedra que parten también en tres la luz de la jácena. El suelo del coro está realizado con viguería de madera apoyada en estas dos jácenas y dispuesta “a calle y a cuerda”. Las columnas del pórtico son de granito, cilíndricas y enterizas, con un diámetro de 1 pie y un palmo, levantadas sobre pedestales prismáticos, de sección cuadrada de 2 x 2 pies estando rematadas superiormente por dos capiteles paralepipédícos, también de granito, sobre los que apoyan directamente la jácena de madera. Pudiera responder éste a una construcción posterior a la inicial del templo, pero con antelación a 1870.
Los muros de la nave tienen una altura de 8 varas (6.68 m.) por su interior. El zócalo que sobresale respecto al paramento exterior de los muros, viene a tener una altura de una vara respecto del nivel del pavimento interior, aunque varia por la inclinación del terreno.
La espadaña cuenta con tres cuerpos bien diferenciados. El primero de 8 varas de altura es coincidente con la altura de la nave; el segundo, tiene unas 3 varas de altura y un ancho de 21 pies; y por último el tercero que es el propio cuerpo de la espadaña con un ancho de 18 1/2 pies y una altura a la cúspide del frontis de unas 5_ varas, estando rematado con una albardilla de granito labrado adornada con dos bolas herrerianas en sus extremos.Esta espadaña, en la que se desarrolla dos niveles de arquería para alojar tres campanas, tiene un espesor de 3 pies y un palmo (0.91 m.). Como ya se ha dicho, en uno de sus sillares hay una inscripción con la fecha de 1640. Por una fotografía antigua de primeros de siglo, de hacia 1.904, se conoce que la espadaña tuvo adosado un tejadillo a un agua, apoyado en dos pilastras de mampostería. Este tejadillo tuvo que ser construido con posterioridad, probablemente en 1880 cuando se montaron nuevas campanas , y también, en el propio espesor del muro del segundo cuerpo de la torre, se abrió una escalera para acceder desde el coro a las campanas. Fue modificado este tejadillo años más tarde, posiblemente en la reforma de 1.929 y con seguridad anterior a 1.962, habiéndose sustituido las dos pilastras de mampostería por un muro de piedra berroqueña, réplica del de la espadaña pero sin la albardilla ya que este muro quedaba cubierto con el nuevo tejadillo a dos aguas, paralelas a la del frontis de la espadaña. Se incorporaron en esta reforma las barandillas de protección en los huecos grandes de las campanas y en los laterales entre ambos muros, transformándose el conjunto prácticamente en una torre de campanario.
Exteriormente y con posterioridad a 1668, en su fachada a medio día, se adosaron dos pequeños cuerpos, uno en cada extremo, de 23_ x 15_ pies y con menor altura que la nave, unas 4 varas. El más próximo al ábside se destinó a sacristía y el otro, hoy desaparecido parece ser que se destinó a almacén u osario. El de la sacristía tiene el acceso desde la nave, con embocadura con jambas y dintel de piedra labrada, mientras que el otro tenía la entrada desde el exterior, por su pared oriental. Es muy posible que fueran construidos estos dos cuerpos adosados en épocas diferentes pues el del almacén tenía el tejado un poco más alto que el del otro, su ventanuco era más pequeño y sin jambas, careciendo sus muros de zócalo.
En el año 1.929, se derriba el cuerpo adosado más occidental, el del almacén, y se construye en su lugar la casa parroquial. Su construcción es también en base de muros de piedra berroqueña de la zona. Posiblemente, en esa misma fecha se cubre el atrio de la entrada por la fachada de medio día, levantándose para ello un pórtico entre la nueva casa parroquial y el cuerpo de la sacristía, alineándose con el saliente de este último. El pórtico está formado por una jácena de madera de tres piezas, empalmadas. entre si “a media madera” y que apoyan sobre zapatas de madera tallada sustentadas por dos columnas de granito. Estas columnas tienen: pedestal de sección rectangular, con una decoración en los paramentos en forma de despiece en pequeños sillares; basa de sección rectangular, con plinton, doble óvalo y arranque del fuste circular; fuste cilíndrico y enterizo con éntasis; y capitel rectangular decorado con astrágalo y bocel, collarino troncopiramidal, óvalo y ábaco.
En esta misma época se debió construir la escalera de bóveda catalana, que sustituiría a la antigua de dos tramos, para el acceso al coro a través de una puerta situada en la pared posterior de la nave, a la derechas del cuerpo de la torre de la espadaña. Esta bóveda apoyaba en su parte superior en una ménsula metálica de perfil IPN laminado en Altos Hornos de Vizcaya en 1928 y que fue quitada durante la restauración de 1983. La escalera se había demolido ya en la reforma de 1962.
b) La cimentación
Los muros están cimentados a un metro de profundidad aproximadamente, mediante mampuestos asentados con barro o mortero de cal muy pobre, sin presentar apenas zampeado o ensanchamiento respecto del espesor del zócalo de arranque. Según las calicatas que se abrieron en la reforma de 1983, la cimentación se apoya en una capa de “jabre” o “arcilla fuerte” como la denominan en el lugar.
c) Las fábricas
Toda la iglesia ésta construida con fábrica de mampostería de piedra berroqueña, del tipo denominado “granigordo” y blanda, de tono algo dorado que por su aspecto parece ser procedente de extracciones de los canchos propios de Torrelodones. No obstante se aprecia también piedra de grano más fino y más dura, con tono más grisáceo que recuerda más a la piedra de Alpedrete.
Los sillares del remate del zócalo de arranque, así como los de las jambas, dovelas y pilastras, tienen sus paramentos labrados y en algunos de ellos se aprecia todavía el acabado con el “trinchante”. Hay otros sillares que parecen más bien estar acabados con “bujarda”, sobre todos los de la embocadura de la puerta a medio día. Los mampuestos en general tienen las caras algo arregladas, o simplemente “apiconadas”. Los muros están compuestos por dos hojas, con “bujes” de atado entre ellas, quedando sus dos paramentos sin revestir.
d) Las cubiertas
La nave de la iglesia tiene una armadura de cubierta de madera del tipo “par y nudillo”, la cual da lugar a un bonito artesonado, aunque austero y sin lacería; Los pares o “alfardas” están colocados “a calle y a cuerda”, es decir, separados entre sí el doble de su anchura y tienen sus “papos” o caras inferiores decoradas con “gramiles” o pequeños acanalados. Cada ocho alfardas se disponen dos jácenas de madera que, atravesando la nave, atirantan entre sí los estribos sobre los que apoyan las alfardas en las cabezas de los muros, contrarrestándose de esta manera los empujes horizontales de la armadura. Estos tirante, en su encuentro con los paramentos, apoyan sobre unos “canes” o ménsulas de madera que tienen sus cabezas contorneadas y decoradas en forma de cornucopia. En total hay siete pares de tirantes, con excepción del situado al fondo que es paredaño, simple y sin canes. En la zona del ábside la armadura se resuelve con “limas bordón”, un “partoral” central y “manguetas” dispuestas igual que las alfardas, a calle y a cuerda.
El “entablado” que cuaja la armadura de los faldones y del “harneruelo o almizate” o zona horizontal del artesonado, tienen unas “cintas” o tablas cubrejuntas con sus cantos biselados que, junto con los “saetinos” biselados que calzan a las tablas o “chillas”, dan lugar a múltiples casetones artesonados que decoran y enriquecen el aspecto del conjunto.
El primer tramo del arneruelo, el más próximo al ábside y que comprende a los siete primeros nudillos, tiene dispuestos perpendicular a estos ocho “peinazos” que trasmiten y reparten los empujes horizontales de los falsos nudillos de los “partorales”, de las “péndolas o manguetas” y de las limas que forman los faldones del ábside, teniendo estos falsos nudillos una disposición casi en forma de abanico. Por debajo, estos peinazos están forrados por una tabla corrida, con sus testas cortadas en punta a doble inglete que cubre los cruces con los nudillos, dando el aspecto contrario de la realidad de que estos peinazos son el palo dominate en pieza enteriza. Perpendiculares a estas tablas y forrando los trozos de los nudillos que quedan vistos, están dispuestas una tablillas fijadas con un clavo de forja, como si se tratase de falsos “zoquetes”. Precisamente en dos de estas tablillas figuran inscripciones que se citan, con la fecha de 1861. Todas estas tablas tienen sus cantos moldurados con un cuarto de bocel invertido, quedando toda esta retícula en un plano sobresaliente del resto del arneruelo, que junto con el abanicado de los falsos nudillos los faldones del ochavo, decoran y enriquecen el techo del ábside. No obstante, en la armadura de! ábside se aprecia una falta de resolución geométrica según los cánones establecidos para este tipo de armaduras, quizás esto por inexperiencia de los maestros carpinteros que la restauraron en 1861, época en la que ya no había práctica en este tipo de cubierta.
Perimetralmente sobre el muro encontramos la cornisas o “arrocabe”, compuesta por: el canto de la “solera”; el “alicer “, el que a su vez está partido en dos por una “moldura o tocadura” diferenciando así el canto correspondiente a la entrega de los canes respecto del de la entrega los tirantes; la “cinta del almarbate” o tabla que guarda la inclinación del faldón; y encima de todo ello, esta la “tabica” que cierra el espacio del canto de las alfardas. En la actualidad, en la zona central del ábside, el alicer tiene una inscripción pintada, en tono rojizo en la que se lee «VIDA DULZURA Y ESPERANZA NUESTRA» que data de 1.962.
Toda la madera del techo está tratada con una imprimación protectora antixilófagos, por su cara interior, y con un tinte de fondo de características similares. Aunque no forma parte de la cubierta, se dirá aquí por similitud que el forjado del coro está realizado con viguetería de madera dispuesta igualmente “a calle y a cuerda”, con entablado superior sobre el que se extiende en la actualidad una moqueta.
El atrio tuvo hasta 1987 una cubierta, a un agua realizada con vigas mal escuadradas y rollizos, cuajada con entablado tipo “ripia” sobre el que se colocaban las tejas con torta de barro. En la reforma de 1962 todo este techo se pintó con pintura de esmalte de color marrón. La jácena que formaba el pórtico delantero era de pino y las zapatas de madera sobre las columnas, una de ellas era de pino mélix y la otra de madera de roble. Con motivo del derrumbe de esta cubierta, por el deterioro en parte de los elementos de madera debido al ataque de agentes xilófagos, entre ellos estaban la jácena y una de las zapatas, hubo que desmantelar toda la cubierta y bajo el proyecto de Arquitecto Técnico D. Miguel A. Rodríguez-Torices, se reconstruyó de nuevo. En esta operación se sustituyeron: la zapata dañada de madera de roble por otra de madera de pino mélix reproduciéndose la misma talla que tenía la anterior ; la jácena, también dañada, por otra de igual sección y de pino mélix; y por último se colocaron nuevos pares escuadradados, dispuestos “a calle y a cuerda” y con sus papos decorados con gramiles, a juego con las alfardas interiores. El entablado nuevo se llevó a cabo manteniendo el mismo diseño que tenía en el inerior de la nave. Hay una tablilla junto a la entrega de la jácena y el muro de la sacristía, en la que se recoge esta fecha. A toda la madera se le aplicó una imprimación de fondo contra los agentes xilófagos. Por la parte superior fue protegida por una capa impermeable de Ondulines” bajo teja.
La armadura de la sacristía a tres aguas, formada por dos limas y manguetas, está realizada con madera de pino simplemente aserrada, es decir con repelo, y está tratada igualmente con una imprimación antoxilófagos y tintada en color oscuro para disimular el repelo. Corresponde esta armadura a la reforma de 1962.
El conjunto de las cubiertas son de teja árabe, incluida la de la casa parroquial.
e) Lápidas
Durante las obras de restauración llevadas a cabo en 1983, al levantar el pavimento de tarima que había en el interior de la Iglesia, quedaron al descubierto tres lápidas de granito correspondientes a sendos enterramientos, así como restos del antiguo pavimento cerámico, muy deteriorado por la humedad, realizado con baldosas de barro cocido rojo, de 27 x 27 x 2,5 cm. (1 x 1 pie) que Junto con tiras de 27 x 13 x 2,5 cm. del mismo material, dispuestas como cenefas, formaban rectángulos de 6 x 3 baldosas, prácticamente del tamaño de las lápidas
La primera de las lápidas encontrada estaba situada junta a la escalinata que sube al presbiterio, a la izquierda, con la cabecera hacia el altar. Esta lapida, la mejor conservada de todas, tiene la siguiente inscripción « E…………. ESPROP1EDAD D LAZARO Y MANUEL CASADO Y SV DESZENDIENTES » un bajorrelieve de la calavera con los fémures en aspa « AQVILLAZE EL BACHILLER DN MANUEL LAZARO ANOD 1722» terminando con una escudo bajorrelieve conteniendo dos llaves unidas con una cuerda con coca, enmarcado este escudo por una orla. La faltaba a la lapida el pico inferior izquierdo de unos 30 x 30 cm. Se comprobó en el archivo parroquial que data de 1702 que don Manuel Lázaro fue cura de esta iglesia y efectivamente fue enterrado en 1722.
La segunda de las lápidas se encontró delante de la columna septentrional que soporta el coro, igualmente con la cabecera hacia el altar. Esta estaba entera pero debido a la calidad granito se partió en su traslado y fue pegada posteriormente. Es anónima pero tiene grabado un corazón atravesado por dos flechas, bajo el dibujo de un arco de medio punto, y la inscripción « AÑ01722.»
La tercera lápida se encontraba situada frente a la puerta meridional pero próxima a la fachada opuesta. Estaba rota en la zona del cabecero y es anónima pero con una fecha año «1650».
Estas lápidas se colocaron en el atrio, sobre la pared de la sacristía, soportadas por unas de forja.
ESTADO DE CONSERVACIÓN
La iglesia se encuentra en buen estado de conservación, manteniendo su actividad como templo.
A lo largo de los últimos años se han realizado distintas obras de restauración y conservación a las que se debe su buen estado de conservación.
Del análisis de la volumetría de la iglesia se puede concluir que ésta responde a su concepción arquitectónica inicial y por lo que se puede considerar que se trata de una obra completa. Tampoco se detecta ningún elemento arquitectónico desaparecido.
Restauraciones e incorporaciones realizadas
De la primera restauración que se tiene conocimiento es la de 1.857 cuando en ese año los mienbros de la Corporación «hechos cargo del estado de ruina que se halla la única iglesia de este pueblo, en términos de conceptuar con certeza que llegado el invierno no podrá entrarse en ella si no se acude a su reedificación, a cortar tan fatales consecuencias acuerdan que por el maestro carpintero de este Pueblo se forme presupuest … y se pide al Gobierno de S. M. conceda los intereses necesarios para tan loable fin ». No se conoce con exactitud en qué consistió su reedificación, pero de lo que sí hay certeza es que gran parte de la armadura de la cubierta fue rehecha, concluyéndose los trabajos el 18 de Octubre de 1.861 como está escrito en su “almizate” sobre el presbiterio, en una de las tablillas que hacen de falso zoquete para recrecer los nudillos al mismo plano que los peinazos. En esta tablilla esta manuscrito: « Los Maestros de Carpintero – Juan Urosas Natural de esta Villa y Eusebio Díaz Herrero, Natural de Madrid y sus oficiales Serapio y Anastasio Urosas – Año 1861 » y al dorso de la misma tablilla «Eusebio Díaz y Herrero puso 18 Octubre ». También en otra tablilla situada simétricamente con la anterior dice: « Siendo D Manuel Moreno Cura Parroco de esta Sta Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción se compuso».
En 1880 se colocaron dos campanas costeadas por el Alcalde y el Párroco.
En 1907 debió de realizarse algún tipo de reparación ya que en ese año el Ayuntamiento « paga a la Iglesia la subvención para el año corriente de 200 pesetas y … puesto que los obras ya están terminadas »
En 1929, siendo Ministro de Seguridad Martínez de Anido, se lleva a cabo la construcción de la casa parroquial adosada a la iglesia, tras la demolición del cuarto que había adosado al pie de la nave destinado a almacén. También se construye el pórtico y tejadillo del atrio actual entre la casa parroquial y el otro cuarto adosado destinado a la sacristía. Debió construirse la escalera interior que subía al coro, situada al fondo de la nave paralela a la pared de mediodía y que tenía su acceso desde la pequeña puerta al fondo que comunicaba con la casa parroquial. Esta escalera estaba construida con una bóveda catalana que apoyaba en una ménsula IPN laminada en 1.928 por Altos Hornos de Vizcaya, perfil que perduró hasta la restauración de 1.983.
En 1944 se incorpora el púlpito actual realizado en piedra de granito por el cantero del pueblo Vicente Santoja. Este púlpito debió sustituir a otro antiguo realizado en hierro del que formaba parte el tornavoz que perduró hasta la reforma de 1962. Por las características del antiguo altar mayor y de la balaustrada en granito del presbiterio, es probable que fuesen realizadas en la misma intervención que el púlpito.
En 1962, siendo Cura Párroco D. Francisco Oyamburu se llevan a cabo obras de conservación y rehabilitación para adecuarla a la nueva liturgia tras el Concilio Vaticano II. Estas obras consistieron:
- Reparación de algunas “alfardas” principalmente las correspondientes al tercio trasero que se encontraba muy cedida con hundimiento de la hilera. Se aprovechó para desmantelar toda la teja y volver a retejar, peraltando el alero con una hilada de granito produciendo un ensillado, probablemente para estabilizar más las tejas de borde y para conseguir a su vez que los chorros de agua de las bocatejas se proyectasen más alejándolos de los para-mentos.
- Interiormente se desmantelaron los tres altares existentes. El altar mayor escalonado, de fábrica de granito y adosado a la pared central del ábside, con un sencillo retablo de un estilo neoclásico de escayola y que albergaba tres imágenes en su primer nivel, rematándose el ático con un lienzo de tema desconocido. El altar del lado de la epístola, el de la pared al mediodía, tenía un retablo en forma de pórtico compuesto por dos columnas churriguerescas de gran valor, talladas en madera sin pintar en el que se albergaba un gran crucifijo y que fue trasladado el conjunto bajo el coro. En tercer altar, el de la pared al norte, realizado en escayola, también de dos niveles con una hornacina en cada uno de ellos, de un sencillo estilo barroco.
- Se suprimió la balaustrada de granito que separaba el presbiterio y se instaló en nuevo altar para el culto de cara al “pueblo” aprovechándose como patas dos de los soportes del antiguo y el tablero del primer nivel. Con el tablero del segundo nivel se realizaron las dos credencias laterales , en el ábside bajo los ventanales
- Las dos ventanas existente en los ochavos del ábside se rasgaron verticalmente aprovechándose los huecos de sendas hornacinas que había bajo estas, cerrándolas con unos vitrales artísticos de hormigón, obra de Muñoz de Pablo, colocándose otro vitral en el témpano de mampostería que tabicaba la entrada por el antiguo atrio bajo el campanario. Las paredes del presbiterio que estaban revocadas y decoradas con una pintura en tono azul celeste salpicada de estrellas doradas, fueron picadas y se dejo la mampostería vista como estaba en el resto de los paramentos interiores. La ventana alta que había sobre la puerta de entrada a la sacristía, así como el ventanuco al poniente, en el coro, se cegaron con mampostería. También se suprimió el tornavoz de madera del púlpito
- Se demolió la escalera que subía al coro por el interior de la nave y se construyó otra exteriormente entre el campanario y la casa parroquial con acceso desde ésta.
- Todas las puertas que se encontraban mal estado y sin ningún valor artístico, se rehicieron en madera con entablado vertical y herrajes de forja. A su vez se eliminó el cancel de la puerta de mediodía, que estaba realizado con mampara de madera y cristal.
- Se incorporó en el centro del ábside, presidiendo el presbiterio, una talla en madera policromada de la Asunción de María, en estado de ingravidez y de un estilo moderno, obra de Vicent.
- La cubierta de la sacristía a un solo agua, se demolió y se construyó a tres aguas, resaltándola así de la del resto del atrio.
- Las lámparas, de una sencilla cerrajería con ocho casquillos de vela, fueron sustituidas por otras con cuatro pantallas compuestas por elementos de gres rústico, obra del Padre Aguilar O.P., renovándose la instalación eléctrica por completo.
- Se instaló un sistema de calefacción por aire caliente impulsado por una rejilla bajo el coro.
- Se llevó a cabo un primer tratamiento de su urbanización exterior instalándose un crucero labrado en granito por Fernández (Pontevedra). También se instalaron bancos de granito y plantación de cedrus deodara. Con los balaustres de esquina desmontados del presbiterio y una cadena de forja se deslindó parte de esta explanada delantera con la antigua carretera de Valladolid. En una hornacina en la fachada a mediodía de la casa parroquial, se colocó una imagen de San Roque, copatrón de Torrelodones, realizada en piedra de granito por el mismo escultor del citado crucero.
- La casa parroquial también fue retejada y el porche que hacia esquina fue cerrado con un gran ventanal de carpintería metálica a modo de galería.
En 1970 se sustituyen las antiguas campanas por un carillón eléctrico de cuatro campanas.
Hacia 1980 se incorpora sobre el altar una talla en madera sin policromar de un pequeño crucifico moderno, de gran valor estilístico.
En 1983, siguiendo de Cura Párroco D. Francisco Oyamburu, bajo la dirección del Arquitecto Técnico D. Miguel A. Rodríguez-Torices y con el asesoramiento del Arquitecto D. Rafael García de Castro, se llevan a cabo nuevas obras consistentes:
- Saneamiento de las humedades del suelo, realizándose una solera impermeable y un nuevo pavimento compuesto por losas de granito en zonas de paso y tabloncillos de madera en zonas de bancos.
- Se instala una nueva calefacción por aire caliente con conductos bajo solera y rejillas en el pavimento de los pasillos laterales.
- Se restaura el enlosado de granito del atrio, alterado durante la guerra civil en la que fue utilizada la iglesia como garaje y fue excavado un foso de reparación en el atrio.
- El artesonado de la armadura de cubierta fue tratado con producto antixilófagos y tintado con otro producto de igual característica para igualar su tonalidad, teñida en la reforma de 1.962 con pulverización de tintura de nogalina.
- El revestimiento de las paredes de la sacristía fue picado para recuperar el paramento de mampostería y dejarlo visto como en la nave, suprimiéndose igualmente el encañizado del techo dejando vista su armadura de cubierta.
- Se renovó la totalidad de la instalación eléctrica que estaba en estado precario.
- Se procedió a un repaso general del tejado.
- En la pared del fondo del ábside se integró un sagrario barroco del siglo XVII que había sido donado a la iglesia.
Posteriormente en 1987, siguiendo de Cura Párroco D. Francisco Oyamburu y también bajo el proyecto y dirección del Arquitecto Técnico D. Miguel A. Rodríguez-Torices y con el asesoramiento del Arquitecto D. Rafael García de Castro, se procedió a restaurar la techumbre del atrio ya que éste amenazaba derrumbarse a causa de las fuertes lluvias y del mal estado de la madera por ataque de agentes xilófagos. En esta misma intervención se pavimentó la explanada exterior y las aceras circundantes, reorganizándose estos espacios exteriores. Por parte del Ayuntamiento se procedió a eliminar todo tipo de tendidos de líneas e instalaciones sobre las fachadas de la iglesia.
En 1994, en el paramento del lado del evangelio, se incorpora un nuevo viacrucis con XV estaciones, pues se incorpora la de la resurrección a las XIV clásicas, compuesto este viacrucis por cuarterones de porcelana de Manises encastrados en una trama de forja que no oculta la mampostería del paramento y forma un bello conjunto. Procede del museo de cerámica de Paz y Cía.
En 2001 vuelven a llevarse a cabo nuevas obras de restauración sobre el tejado de la iglesia y vaciado de la casa parroquial, al amenazar hundimiento del tejado, así como termitas y carcoma en toda la madera. Se transforma, la antigua rectoral, en despachos y salas de reuniones.
USO
Desde su construcción y hasta la fecha, la Iglesia fue dedicada al culto, con excepción del periodo de la guerra civil de 1936 en el que, como anteriormente se ha dicho, fue dedicada a garaje y taller de reparaciones.
LOCALIZACIÓN
Pertenece a la Comunidad Autónoma de Madrid. Provincia de Madrid. Municipio de Torrelodones.
Esta ubicada en el Camino de Valladolid, n° 26, nombre éste por tratarse del trazado de la antigua carretera a esta localidad y que luego pasó a llamarse carretera de La Coruña. Hoy está convertida en calle local, paralela a la autovía A-6. Tiene vuelta a la calle de Carlos Picabea, unidas estas dos por un callejón muy corto, alrededor del ábside, denominado calle de Las Marías.
La Iglesia durante siglos tuvo en el paisaje del pueblo de Torrelodones una figura dominante (ver dibujo de 1668 realizado por Pier María Baldi), como correspondía conceptualmente a los edificios de los templos en la época de su construcción, s. XVI. Esta imagen perduró hasta 1.965 aproximadamente, año en que se comienzan a construir en Torrelodones casas de más de dos plantas, pero aún lo suficientemente separadas de la Iglesia para que desde la plaza del pueblo y desde el antiguo camino de Valladolid, se pudiera contemplar ésta como edificio predominante.
Con el apogeo que toma Torrelodones en los últimos años y su desarrollo urbanístico, las edificaciones van comiendo terreno cada vez más al predominio arquitectónico de la Iglesia, quedando ya hoy en día abocada ésta a quedar un tanto oculta dentro de la perspectiva urbana.
La singularidad de esta Iglesia y sobre todo su valor histórico como una de las pocas señas de identidad de Torrelodones, parece aconsejar la salvaguarda de este inmueble, así como la importancia que tiene en la composición del paisaje urbano de este pueblo.
En la actualidad, la Iglesia junto con el edificio exento situado en la parcela que colinda con ella al Oeste, ya se encuentran incluidos en el Catálogo de Bienes Protegidos de las Normas Subsidiarias de Torrelodones de 1.997.