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Conferencia de Coronel de Palma en el Club Siglo XXI: “La función de COPE en el panorama actual de los Medios”

coronel-de-palma-2.jpg Unos orígenes que marcan su identidad

La singularidad que tantas veces acompaña la imagen pública de la COPE en el presente, ha sido en realidad una constante desde los propios orígenes de nuestra Cadena.

Tendríamos que remontarnos a los ya lejanos los 50, en un contexto de fuerte restricción de la libertad de iniciativa en el campo de los medios de comunicación, cuando se produce una sorprendente (y algo anárquica) floración de pequeñas emisoras, al calor de aquellos ámbitos de libertad que eran las diversas comunicados cristianas (parroquias, órdenes religiosas…)En virtud del Concordato –que permitía a la Iglesia difundir su mensaje “por cualquier medio” a su alcance, la Iglesia pudo mantener sus emisoras, más de 200 a finales de los 50. Ya en 1959, la Conferencia de Metropolitanos procedió a su inventario y a la creación de una Red de Emisoras de la Iglesia, verdadero embrión de la Cadena de Ondas Populares Españolas. Habría que decir que COPE, más que creada, fue gestada a partir de la agrupación y la selección de una multiplicidad de radios eclesiales inconexas y con programaciones muy diferentes. Era necesario dar unidad y coherencia a ese conjunto, de modo que a lo largo del decenio de los 60, se les presentó a los obispos la ardua disyuntiva de optar por un modelo de radio fórmula religiosa o al menos de índole fundamentalmente pastoral (como ese habitual en muchas radios católicas europeas) o bien por un modelo generalista, sin que eso supusiera merma alguna para su identidad católica, que nunca estuvo en discusión.

Con la perspectiva del tiempo, podemos ver hasta qué punto resultó profética una decisión que fue perfilándose y cuajando a lo largo de aquellos años, hasta quedar reflejada en el Ideario aprobado por la Comisión Episcopal de Medios de comunicación de la CEE en Abril de 1991. En realidad este documento, que hasta día de hoy explicita la razón de ser y los objetivos de la Cadena, no fue fruto de un debate intelectual abstracto, sino del discernimiento pastoral de una experiencia viva que venía desarrollándose, de manera que resultaban bien visibles las posibilidades, pero también los problemas, del modelo que se estaba configurando.

La orientación de los obispos fue quizás la más arriesgada, pero también demostró ser la que tenía más visión de futuro y más ambición misionera. Es difícil pensar que un modelo de radio religiosa o pastoral (con todas las modulaciones que se quieran introducir en estos términos ) hubiese permitido a la Iglesia en España disponer de un instrumento de evangelización y de presencia pública como ha sido COPE, con todas las deficiencias que podemos reconocer. Naturalmente, una empresa periodística confiada a la gestión de profesionales católicos, sometida a la dura competencia del mercado, e implicada en la dureza de los debates políticos y culturales de una sociedad sometida a cambios acelerados, no podía dejar de plantear problemas a su socio mayoritario. Sin embargo, creo sinceramente que ha merecido la pena, y espero poder demostrarlo a lo largo de mi intervención.

Promoción del humanismo cristiano en una sociedad en crisis

Cuando comienza nuestra andadura en aquellos lejanos años 60, la apariencia mostraba una sociedad plácidamente católica en sus parámetros sociológicos fundamentales. Pero en sus corrientes profundas ya se incubaba el cambio cultural que a finales de los 70 era evidente, y que en los 80 cobró una velocidad y profundidad vertiginosas. Para la Iglesia este cambio implicaba un doble desafío: acoger cordialmente el marco de libertades y aprender a vivir al aire libre, sin protecciones del Estado, por una parte; discernir los peligros de una secularización que tendía a sacar las raíces espirituales de nuestra sociedad y nos abocaba al relativismo moral, por otra. En todo caso, ya no servía una pastoral de conservación, sino un verdadero enfoque misionero, que contemplara una presencia católica moderna, incidente y atractiva, en un contexto cada vez más plural, ya también cada vez más secularizado. Ahí se inserta con plena lucidez la apuesta por una radio generalista, que como dice nuestro Ideario, se sitúa como punto de partida en una perspectiva evangelizadora de la opinión pública.Esta misión de COPE se realiza en diferentes escenarios y a través de diferentes formatos: la información, el análisis y el debate sobre todos los temas de actualidad, pero también el testimonio cristiano explícito, la presentación de la sobrina y el reflejo de la vida de las comunidades cristianas. Por decirlo con dos palabras muy aquilatadas por la tradición eclesial, se trata de hacer presente un humanismo cristiano. Me gustaría ilustrar este empeño, señalando algunas de las principales batallas de fondo en las que la COPE se ha implicado fuertemente durante los últimos tiempos.

Libertad religiosa: frente a la sospecha sistemática respecto de la dimensión religiosa del hombre, y el intento de marginarla y recluirla en el ámbito privado, hemos reivindicado la dimensión pública y comunitaria del hecho religioso, y más concretamente del cristianismo, así como su aportación decisiva al bien común, perfectamente documentada por la historia (de esto sí conviene hacer memoria) y perfectamente verificable en el presente. Para COPE esta es la piedra angular de nuestro sistema de libertades y cualquier intento de reducir o diluir su significado (afortunadamente bien reflejado por nuestra Constitución) nos encontrará en frente. Por eso el laicismo agresivo que ha practicado el actual gobierno resulta especialmente pernicioso y ha determinado una de nuestras líneas más intensamente críticas. Por supuesto, no se trata de mantener una actitud puramente “defensiva”, sino de desplegar la riqueza y la potencialidad creativa de la libertad religiosa en todos los campos.

Libertad de educación: junto con el anterior, creo que este es uno de los temas esenciales para el futuro de la democracia en occidente. Primero porque la crisis educativa es pavorosa y requiere despertar muchas energías e iniciativas dispersas en el cuerpo social, y segundo porque la pretensión controladora del Estado encuentra aquí su punto álgido. La libertad de educación no puede ser un mero enunciado formal, sino un derecho que pueda ejercerse de manera efectiva por todos los ciudadanos. Al servicio de esta tarea, no sólo hemos diseñado programas especiales, sin oque hemos cuidado especialmente esta información, y le hemos prestado mucha atención editorial. En este campo, como también en el de la defensa de la familia, hemos sabido conectar con un amplio sector social (que desborda los límites del público católico): COPE ha sido un altavoz privilegiado para el movimiento ciudadano que se ha movilizado en contra de la LOE (precisamente porque pone en riesgo la libertad de educación), y ha contribuido a alimentar esa movilización con razones bien articuladas a través de nuestra programación.

Promoción de la familia basada en el matrimonio entre hombre y mujer y abierta a la transmisión de la

vida:

éste ha sido un campo privilegiado para los experimentos sociales que tanto le gustan a nuestro actual gobierno. Una cultura radical, bastantes suicida, por cierto, se ha dedicado a desproteger e incluso a disolver una institución milenaria esencial para el bien común como es el matrimonio. Por supuesto me refiero al denominado “divorcio expréss” y sobre todo a los cambios introducidos en el Código Civil, que han hecho desaparecer como tal al matrimonio. Las medidas legislativas en este campo han ido más allá que en cualquier otro país de nuestro entrono; pero no es sólo un problema de las leyes, sino de toda una cultura anti-familia que por desgracia ha encontrado en muchos medios de comunicación el mejor terreno para difundirse, mientras los intereses y los valores de millones de familias se ven sistemáticamente marginados cuando no agredidos. COPE siente como propia la tarea de fortalecer una verdadera cultura de la familia, defendiendo sus fundamentos antropológicos y morales, así como las políticas y legislaciones que sirven activamente a la familia. También aquí podemos decir, con modestia pero con realismo, que hemos servido eficazmente a la gran movilización promovida por el Foro Español de la Familia. Pero nuestra tarea no terminó allí, sino que continúa como un empeño permanente a través de toda nuestra programación.Defensa de la cultura de la vida: siguiendo la estela de nuestro querido Juan Pablo II, COPE quiere ser promotora de la cultura de la vida, en un contexto de pérdida creciente de su significado y valor así como de nuevas agresiones, tanto en sus fases iniciales (todo lo que se refiere al estatuto del embrión humano y de la defensa del no nacido) como a la vida terminal, donde se desarrolla una campaña a favor de la liberalización de la eutanasia. Sabemos muy bien que este es un campo donde se debe conjugar la razón (la recuperación del derecho natural que está postulando Benedicto XVI) con el testimonio (la belleza y el bien de toda la vida humana sea cual sea su circunstancia) y el servicio concreto a la vida en dificultad ( dando altavoz a tantas iniciativas que buscan ayudar a las madres en situaciones difíciles o a enfermos terminales). El campo de la experimentación con embriones es otro ámbito que reclama nuestro compromiso como medio de comunicación, máxime si tenemos en cuenta que la confusión actual demanda un esfuerzo educativo suplementario en el que no queremos dejar de participar.

He querido citar tan sólo cuatro grandes campos de máxima urgencia para la promoción de un humanismo cristiano que tome en consideración las coordenadas históricas del presente, campos en los que ya se ha desarrollado un fuerte compromiso de COPE que deseamos profundizar por todos los medios en el inmediato futuro. En todo caso, y mirando a las circunstancias político-culturales del momento, me gustaría reflexionar ahora sobre el servicio que COPE presta al bien común de nuestra sociedad.

La tarea de COPE en un momento de crisis profunda

podríamos identificar tres grandes escenarios de lo que sin duda me parece un momento de crisis profunda de las bases de nuestra vida común, en cada uno de los cuales COPE desea poner en juego su potencial como medio de comunicación.El primero se refiere al revisionismo y puesta en cuestión de la gran obra de la Transición, a través de un proceso de memoria histórica selectiva. Como han señalado agudamente los obispos en sus “Orientaciones morales ante la situación actual de España”, aquel proceso de reconciliación pudo llevarse a cabo gracias al fondo moral compartido por todos, que procedía en buena parte de la gran tradición cristiana española. COPE quiere ser una voz que sostenga la pervivencia histórica de aquel acontecimiento que no ha perdido su validez, oponiéndose a toda política de ruptura y de exclusión de una parte de la sociedad. En un momento como éste, las raíces mismas del proyecto fundacional de COPE nos mueven a defender aquel legado, que se plasma objetivamente en nuestra Constitución (sin que eso implique canonización alguna de un texto legal).

El segundo escenario (lógicamente vinculado al anterior) se refiere al trazado de una nueva configuración de España, que a nuestro juicio debilita sus vínculos de solidaridad interna. De acuerdo con el magisterio de los obispos españoles, COPE se compromete con la defensa del bien de la unidad y de la convivencia de siglos entre todos los españoles, así como la solidaridad efectiva entre todas sus regiones. Por supuesto, esto no significa minusvalorar la riqueza cultural y la personalidad histórica de las diferentes comunidades autónomas, sino apostar por un proyecto común que ha demostrado sobradamente sus beneficios. Nuestra posición editorial sigue la senda marcada por Juan Pablo II al dirigirse a los obispos italianos: “es preciso superar decididamente las tendencias corporativas y los peligros de separatismo con una actitud honrada de amor al bien de la propia nación y con comportamientos de solidaridad renovada” (Cfr: Orientaciones morales ante la situación actual de España).

El tercer escenario se refiere a la pretensión de sustituir la matriz católica de la sociedad española por otra de carácter laicista y radical. Esta pretensión ha sido expresada en numerosas ocasiones por influyentes intelectuales y por importantes exponentes del partido socialista, y se ha traducido por una parte, en lo que Benedicto XVI denomina “escarnio cultural del cristianismo”, y por otra en la realización de políticas que rompen los consensos morales básicos de nuestra sociedad para forzar lo que el Gobierno de Zapatero califica como “extensión de derechos”. Es evidente que de la finalidad de “evangelizar la opinión pública”, que señala en sus primeros párrafos nuestro Ideario, se deriva un especial compromiso de COPE frente a la agresividad del laicismo a la que venimos asistiendo.

Estos escenarios de ruptura, configuran ciertamente un contexto conflictivo y áspero que ha enmarcado la vida de los ciudadanos españoles, por lo menos en los últimos tres años. COPE, como medio de comunicación comprometido con las esperanzas y preocupaciones de la sociedad a la que sirve, no podía sustraerse a este contexto. Eso explica también el clima combativo que ha rodeado a una parte de nuestra programación, pero también subraya la urgencia de una respuesta católica inteligente y constructiva, que pueda incidir socialmente de manera eficaz.

Se comprende así nuestra apelación continua al servicio a la libertad y al pluralismo que COPE ha prestado a la sociedad española durante su trayectoria. No se trata sólo de bellas palabras, sino de un servicio real, sin el cual una parte significativa de la sociedad española se habría visto privada de un altavoz fundamental, y sin el cual se habría empobrecido dramáticamente el debate público español, dominado por la ideología de lo políticamente correcto y por los dogmas del relativismo moral y del laicismo.

Ciertamente este servicio importa, y mucho, a la comunidad católica española, pero no solamente a ella. El escenario de ruptura al que me he referido antes, propicia el encuentro de personas y grupos con identidades culturales muy diversas, que sin embargo se reconocen en la defensa de una plataforma básica de valores que ahora mismo se encuentran en riesgo. Precisamente nuestra identidad católica nos permite dialogar críticamente con todas las culturas, valorando cuanto de verdadero haya en cada una de ellas. De hecho, temas como la defensa de la familia, la libertad de educación y el valor de la unidad de España, pueden ser compartidos por el mundo católico y amplias franjas del mundo lacio, ya sea de orientación liberal-conservadora o de izquierdas.

Especial compromiso de COPE frente a la agresividad del laicismo a la que venimos asistiendo.

La identidad de COPE le permite acoger en su seno acoger en su seno un arco plural de posturas, que incluso pueden llegar a ser contrapuestas, pero la Cadena COPE como tal, tiene una postura propia sobre los acontecimientos que se expresa en su espacio “Línea Editorial COPE”. Este espacio, que se emite tres veces al día, se elabora iluminando la realidad (política, social o cultural) desde la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, especialmente desde su Doctrina Social. Para llevar a cabo esta tarea de elaborar una postura editorial sobre los diferentes asuntos, COPE cuenta con la referencia inestimable de su Ideario, que por otra parte, establece un campo de juego amplio y generoso para los distintos programas.Quiero subrayar que desde esta temporada hemos reforzado tanto la intensidad como la calidad del espacio, mejorando también su hora de emisión con el fin de que tenga una relevancia cada vez más sustancial, tanto hacia dentro de nuestra programación como hacia fuera, en tanto clarificación de la postura real de COPE sobre cualquier asunto.

La libertad de los comunicadores es un bien muy importante para nosotros, pero no lo es menos la libertad de COPE como empresa de comunicación con un contenido ideal propio al que jamás podremos renunciar. Por eso es preciso subrayar que COPE tiene una posición propia como medio de comunicación y que esa posición sólo se formula diariamente y de manera clara, en su línea editorial.

No hay duda de que tenemos en todas las franjas horarias, unos comunicadores con una fuerte personalidad y un serio compromiso con los valores de la libertad y la dignidad de la persona, que cada uno de ellos expresa con su particular estilo.

Nuestra opción debe de ser una radio generalista que compite en un mercado muy duro, tanto desde el punto de vista de las audiencias como desde la publicidad, nos exige de un ramillete de excelentes profesionales con gran tirón social y capacidad de liderazgo, que están sirviendo desde nuestra antena a los objetivos mencionados con un margen generoso de libertad, que permite a cada uno desarrollar su propio acento personal.

Nuestra programación socio-religiosa

Quisiera dedicar ahora mi atención a un aspecto de nuestra oferta comunicativa, que ciertamente está en el corazón mismo de COPE. Me refiero a nuestra programación socio-religiosa, que entronca decididamente con nuestra vocación y misión más originales. No se trata de una isla y menos aún de un apéndice, porque en sus espacios se profundiza en los grandes valores que deben informar el resto de la programación.Desde la antena COPE no podemos dejar de ofrecer la Buena Noticia del Evangelio que hace a los hombres más libres, más hermanos, más dispuestos a trabajar a favor de una convivencia pacífica y laboriosa, que no excluya a los miembros más débiles de nuestra sociedad. Por eso prestamos especial atención con programas específicos a la familia, a la escuela, a la defensa de la vida y a las situaciones de pobreza y marginación tanto en España como en el Tercer Mundo.

También abrimos espacio a la rica variedad de experiencias de nuestras diócesis y de la Iglesia en todo el mundo. En un momento en el que tantas veces se proyecta una caricatura o se crea una imagen distorsionada de la Iglesia, la COPE desea ofrecer su anuncio de salvación, su enseñanza moral, el testimonio de sus hombres y mujeres. Con especial dedicación y esmero seguimos en nuestra programación la actividad y la enseñanza de Benedicto XVI la que reconocemos como un verdadero maestro y testigo de la fe que sabe hablar a los hombres de nuestro tiempo. Estamos convencidos de que la palabra del Papa no es sólo una guía segura para los católicos en estos tiempos, sino que es una verdadera luz para aclarar las dificultades de nuestra sociedad en este momento histórico, por lo que COPE se empeña muy especialmente en darla a conocer y en aplicarla a las diversas situaciones históricas.

Popular TV

Desde Julio de 2002, el grupo COPE se ha embarcado en la apasionante aventura de poner en el aire una nueva oferta de TV católica para responder a la demanda que reconocemos en amplios sectores sociales y también para secundar el impulso que nos llega de la CEE y de numerosas diócesis que sentían ya el apremio de contar con ese instrumento. Dicho sea con todo respeto, creemos que la actual programación de TV deja fuera de sus previsiones algunas de las prioridades de una parte importante de la sociedad española que no se ve reflejada ni atendida por las grandes cadenas, más aún, que con frecuencia se siente atacada en alguna de sus convicciones fundamentales.Hoy Popular TV no es sólo un proyecto sino una realidad todavía joven pero que ha adquirido un perfil propio a través de sus diferentes programas y servicios informativos que puede verse ya en toda España. Ahora se trata de consolidar y mejorar esta oferta abierta a las grandes preguntas del hombre y comprometida con la dignidad de la persona y promotora de la cultura de vida. Evidentemente queremos conseguir que todos los españoles puedan seguir esta emisión con las condiciones técnicas adecuadas, así seguiremos presentándonos a concursos para licencias de TDT.

Estoy seguro que con esta aventura televisiva recogemos lo mejor del propio origen de COPE, servimos con inteligencia a la misión de la Iglesia en el contexto del Siglo XXI y prestamos un servicio precioso a la pluralidad social.

Expectativas de futuro

Un medio de comunicación es una realidad viva y en constante evolución, necesitada tanto de la fidelidad a su origen como de adaptación a las nuevas condiciones. Por eso no quiero ocultar algunas de preocupaciones ante el inmediato futuro. Desde COPE nos preocupa seriamente el riesgo que para la libertad y el pluralismo supondría un recorte de nuestra capacidad de conectar con la sociedad.Nos preocupa que la arbitrariedad política, los prejuicios ideológicos y los intereses impidan a COPE el desarrollo que necesita como cadena de ámbito nacional para cubrir el territorio español en condiciones de competencia leal y equitativa con el resto de nuestros colegas.

Como dijeron en su momento los obispos de las diócesis de Andalucía (17/oct/2006), ante el temor de que algunas solicitudes queden marginadas en las futuras concesiones en emisoras de frecuencia modulada y de canales de TV digital terrestre: eso significaría una falta de respeto a la libertad de expresión y a la pluralidad de las voces de los ciudadanos , dañando las bases de una sana democracia que requiere de justicia, libertad y respeto a las opciones legítimas sociales , culturales y religiosas. Esperamos que la cordura, la transparencia y la justicia prevalezcan al final de este proceso.

Reflexión final

El Grupo COPE formado por sus ofertas de radio y TV desea servir al bien común de la sociedad española desde su vocación de ser un medio “católico y generalista” que no elude comprometerse en los avatares de nuestra sociedad. Deseamos ser una plataforma de presencia cristiana en el complejo mundo de los medios de comunicación para establecer ese verdadero diálogo entre la cultura católica y la cultura laica, al que nos viene invitando Benedicto XVI con vistas a defender lo más esencial del ser humano y de su vida en sociedad en tiempos de perplejidad y ruptura como los que nos toca vivir.Ojalá que de acuerdo con la doctrina expresada por nuestros obispos en su Instrucción Pastoral “Orientaciones Morales ante la situación actual de España” no caigamos en la desesperanza, ni en el enfrentamiento, ni en el sometimiento cultural. Estamos convencidos de que nuestra misión coincide con mostrar el gran sí que es el cristianismo: sí a la vida, al amor humano, a la libertad, y a la razón que nos marcan como imagen de Dios. Y en todo eso podremos encontrarnos y reconocernos amigos de muchos otros, que al principio considerábamos alejados. Analisis Digital