Fallecimiento de Inmaculada Echeverría
Inmaculada Echevarría: ¿Se trata de eutanasia o no?
La retirada del respirador de Inmaculada Echevarría y la sedación terminal para aliviar los dolores de su agonía, con el resultado final de su muerte, ha provocado diversas reacciones e interpretaciones en la prensa. Hay quien habla de eutanasia, de eutanasia pasiva, de suicidio asistido o de limitación del esfuerzo terapéutico.
El caso abre una nueva brecha entre la Iglesia y el PSOE.
ABC.- El fallecimiento de Inmaculada Echevarría y la negativa de la congregación de San Juan de Dios a participar, en modo alguno, en el procedimiento de desconexión del aparato respiratorio que la mantenía con vida en un hospital de Granada han abierto una nueva brecha en las de por si difíciles relaciones entre la Iglesia y el Partido Socialista. Aunque oficialmente la Conferencia Episcopal no ha realizado valoración alguna sobre este asunto, lo cierto es que en el seno del Episcopado persiste el temor a que esta muerte «abra la puerta a la despenalización de la eutanasia».
Quien sí habló ayer fue el cardenal Cañizares, quien durante la toma de posesión del nuevo deán de la catedral de Toledo, lamentaba lo que calirficó como la «consumación» de «una acción de eutanasia o suicidio asistido». Para el vicepresidente del Episcopado, esta muerte, unida a otros lamentables espectáculos como las fotos blasfemas sufragadas por la Junta de Extremadura, son «hechos dolorosos que estos días nos hacen sufrir a todos y que denotan una situación social en España que debemos superar, si no queremos conducirnos por derroteros de quiebra de humanidad y moral».
«Propaganda» por la eutanasia
Cañizares instó a orar por el alma de la fallecida, al tiempo que reclamó a los cristianos manifestar el rechazo «a tanta propaganda que dispone favorablemente a la eutanasia». En este sentido, fuentes episcopales han apuntado a ABC que «se está utilizando este caso, con toda la carga emotiva que contiene, para justificar que, en un futuro, se pase a hablar de eutanasia pasiva y, posteriormente, a ver normal la eutanasia activa», una posibilidad que preocupa a la Iglesia.
A lo largo de las últimas semanas, como adelantó este diario, tanto los obispos españoles como la congregación de San Juan de Dios trataron de evitar, por todos los medios a su alcance, que se reivindicara la muerte de Echevarría -quien pasó los últimos diez años de su vida, hasta la tarde misma de su fallecimiento, en el Hospital San Rafael, perteneciente a la orden- como un desafío de un hospital católico a la Iglesia. Lo cierto, sin embargo, era que los únicos responsables del respirador eran facultativos del Hospital de San Cecilio, dependientes del Servicio Andaluz de Salud (SAS).
Por ello, desde que se supo que la Junta de Andalucía avalaba la petición de la paciente para que le fuera desconectado el respirador que la mantenía con vida, tanto la Curia General de la orden en Roma como la cúpula del Episcopado -en especial monseñor Cañizares, quien fuera arzobispo de Granada entre 1997 y 2002- entablaron conversaciones con el equipo médico del centro.
Finalmente, se llegó a un acuerdo, en virtud del cual la orden «prohibía taxativamente» que ningún médico o miembro del personal sanitario dependiente de la congregación participase, en modo alguno, en la desconexión, así como la desautorización de la misma. Como este último aspecto no se llevara a cabo, los responsables de la orden solicitaron a la Junta que se trasladase a la paciente a otro centro hospitalario, donde no existiesen problemas éticos o jerárquicos para que los deseos de Inmaculada Echevarría, como finalmente sucedió, pudieran llevarse a cabo.
Consentimiento informado
Entre las reacciones a la muerte de Echevarría, destacaron las palabras del presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, quien apuntó que «no es un caso de eutanasia» y defendió la legitimidad de la medida adoptada. Por su parte, el presidente del PP en Andalucía, Javier Arenas, calificó este asunto de «extraordinariamente difícil y muy complejo», indicando que, en su opinión, «no se está ante un caso de eutanasia, sino que es un consentimiento informado», según informó Efe.