«Entre el cielo y la tierra. Historias curiosas sobre el purgatorio»
María Vallejo-Nágera / Escritora: «Los funerales se han convertido en un acto social para quedar bien» «Sólo nuestras oraciones pueden sacar a un ser querido del purgatorio».
Hay un escalón intermedio por el que deben pasar las personas que, aunque tienen asegurada la salvación eterna, aún necesitan una purificación previa para atravesar las puertas del paraíso. Se llama purgatorio y la escritora María Vallejo-Nágera ha buceado en sus misterios con el libro «Entre el cielo y la tierra. Historias curiosas sobre el purgatorio» (Planeta+Testimonio).
-Cinco años de investigación dan para mucho, ¿qué le ha llamado más la atención? –
Muchísimas cosas. Quizá uno de los testimonios más impresionantes que he encontrado es un libro que relata las experiencias sobrenaturales de una franciscana que veía a las almas del purgatorio, desde 1921 a 1928, en su estrato más bajo. Todos los tratados que he investigado hablan de muchos niveles dentro del purgatorio. Personas que han sido prácticamente santas están muy cerca del cielo, pero hay muchas almas de personas horribles que no han ido al infierno porque alguien ha rezado por ellas o porque han hecho alguna obra buena. Dios es infinitamente misericordioso y les perdonó, pero se han quedado en un purgatorio muy cercano al infierno. Lo que más me impresionó es que la franciscana veía a estas almas con formas monstruosas o de animales. La monja explicaba que aparecían de esa manera porque reflejaba el estado del alma, un estado casi monstruoso.
-¿Son frecuentes estas visiones? –
Yo nunca he tenido ninguna, gracias a Dios. Pero ha sido impresionante el número de testimonios que he recibido. He intentado solamente utilizar aquellos que yo he pensado que procedían de personas cuerdas. Soy hija de psiquiatra, tengo mucha fe en la ciencia de la psiquiatría, y sé que hay enfermedades mentales que pueden disparar ciertas sustancias químicas del cerebro, como ocurre en la esquizofrenia, y hacer que se vean personas cuando en realidad no hay nadie. Por eso he tenido que tener mucho cuidado y hacer una fuerte criba.
-En su libro insiste en que hay que rezar por los difuntos, ¿somos conscientes de la importancia que tiene esto? –
Un 85 % de los católicos no lo son. Y esto es doloroso porque hoy en día el funeral se ha convertido en un acto más social que de oración. La gente va a los funerales simplemente para dar un abrazo a la familia e incluso se van antes de que empiece la ceremonia. Un poco por el famoso «quedar bien» del que hoy en día somos tan esclavos. Esto es un error. Para quedar bien hay que ir a la casa el día anterior o el día siguiente. Pero lo mejor que podemos hacer por ese difunto, si verdaderamente le hemos querido, es orar por él, porque sólo nuestras oraciones van a sacarle del purgatorio.
-¿Y si nadie reza por nosotros cuando hayamos muerto? –
La Iglesia es misericordiosa. Hay conventos en muchísimos países del mundo cuya única finalidad es orar por las ánimas del purgatorio. Además, en cada misa se reza por todos los difuntos, y esto incluye a la gente por la que nadie reza.
-¿Se puede evitar el purgatorio? –
-Sí, gracias a muchísimos regalos que nos ha dado la Iglesia: las indulgencias, el escapulario del Carmen, o, por ejemplo, Juan Pablo II dijo que si se rezaba en familia el rosario se conseguía indulgencia plenaria. Todas estas cosas, que parecen cuentos de viejas, son realidades muy serias dentro de la Iglesia católica. Uno puede creer o no en ellas, yo desde luego las quiero aprovechar.
Larazon.es.