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El sentido del sufrimiento

El sentido del sufrimiento

El sufrir forma parte de la vida de todos los seres humanos. Con más intensidad o con menos; física, corporal o moralmente y en el espíritu; ya sea nuestra vida un ejemplo precioso de generosidad y de entrega a los demás, o una lamentable manifestación de egoísmo suicida. El sufrir nos puede dar paz, o una intranquilidad difícil de calmar y serenar. De algo estamos seguros: el sufrimiento físico y moral no abandonará al hombre a lo largo de su caminar sobre la tierra.

Y sufrimos todos: cristianos y no cristianos; creyentes y no creyentes; ateos, agnósticos, etc., etc., ya vivamos en nuestras casas, o estemos recluidos en cárceles y campos de concentración; ya soportemos las heridas de enfermedades incurables; o vivamos la muerte de seres queridos; o el desprecio de conocidos, de amigos y hasta familiares.

¿Cómo reaccionamos los cristianos ante el sufrimiento? Cristo, que sufrió y padeció toda clase de dolores y desprecios, nos indica el camino. Cristo crucificado es la roca sobre la que se eleva toda la Fe cristiana. Crucificado y Resucitado. Él nos descubre el sentido de nuestro vivir, y nos invita a unir nuestros dolores y sufrimientos físicos y morales a su Cruz, para redimir el mal que todos los hombres nos podemos hacer viviendo en el pecado.

Los cristianos, y tantos otros hombres y mujeres, luchamos, y con muy buen corazón, para aliviar el sufrimiento físico de los que padecen enfermedades, hambres, privaciones, de cualquier tipo. Seguimos el actuar de Cristo que curó a tantos enfermos en los años de su vida pública, y les devolvió las condiciones necesarias para un vivir humano y sereno. Procuramos ahogar el mal físico en abundancia de bien, de medicamentos, de consuelos, de compañía humana y cristiana.

Somos conscientes, sin embargo, de que en esta tierra nunca conseguiremos erradicar el dolor y el sufrimiento. Los cristianos vivimos esos momentos mirando cara a cara a Cristo en la Cruz, y estamos convencidos de que Él nos acompaña en todo nuestro vivir, en nuestro padecer, en nuestro sonreír en el dolor.

Ideasclaras. Juan García.