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Las novedades de una Encíclica social como “Caritas in veritate”

Una Encíclica con el gran mérito de superar simplificaciones de problemas complejos o análisis ya obsoletos, como ocurre con “el excesivo reduccionismo Norte-Sur de los problemas del desarrollo, después de la caída del reduccionismo Este-Oeste; la minusvaloración de los problemas culturales del subdesarrollo; un ecologismo separado de una visión completa de la persona humana” o “una visión asistencialista y no subsidiaria del desarrollo”: así define “Caritas in veritate” –de Benedicto XVI- el secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz, entre los protagonistas de la elaboración del nuevo documento.

Monseñor Crepaldi durante la presentación de la Encíclica “Caritas in veritate

 En la presentación a la prensa internacional, monseñor Giampaolo Crepaldi contextualizó la Encíclica “Caritas in veritate” como una profundización de las verdades ya enseñadas por el Magisterio precedente, pero a la luz de los nuevos problemas que afronta la humanidad.  

 Toda la Encíclica asume un punto de vista sintético -apuntó-: “El recibir precede al hacer”. Sobre ello, el nuevo texto “propone una auténtica ‘conversión’ a una nueva sabiduría social”; se trata de asumir solidariamente “la responsabilidad por el bien común”.  

 “Si los bienes son sólo bienes, si la economía es sólo economía, si estar juntos significa sólo estar ‘cerca’, si el trabajo es sólo producción y el progreso sólo crecimiento… si nada ‘llama’ a todo eso a ser más y si todo eso no nos llama a nosotros a ser más, las relaciones sociales implotan en sí mismas”, alertó.  

 De aquí que “fraternidad” sea otro término fundamental en esta Encíclica. “Los motivos para estar próximos los podemos producir nosotros –profundizó monseñor Crepaldi-, pero los motivos para ser hermanos no los podemos producir nosotros”. Es un argumento que conduce a la consideración de la importancia básica de la Verdad y del Amor para la organización social.  

 “El cristianismo tiene su propio derecho de ciudadanía en el ámbito público porque desvela un proyecto de verdad y amor sobre la creación y sobre la sociedad, los libera de la esclavitud de los propios límites y de las cadenas de la autosuficiencia”, actuación con la que “no se impone desde fuera, sino que responde a una expectativa de la realidad misma”. Y es que “la fe responde a una necesidad de la propia razón”, constó el prelado.  

 En este sentido, toda la Encíclica está escrita tras las estela del concepto de “purificación”: “Amor y Verdad purifican la economía y la política, no negándoles su autónoma consistencia, sino abriéndolas a su verdadera y completa vocación”. 

 Otra novedad “de gran alcance”: los dos derechos fundamentales a la vida y a la libertad religiosa “encuentran por primera vez una colocación explícita y consistente en una encíclica social”, vinculados en este caso al tema del desarrollo, de forma que “Caritas in veritate” evidencia las “repercusiones negativas, también de orden económico y político en el desarrollo, cuando aquellos no se respetan”.  

 Asimismo “la cuestión antropológica” se convierte, con título pleno, “en cuestión social” –prosigue monseñor Crepaldi-. Por eso “la procreación y la sexualidad, el aborto y la eutanasia, las manipulaciones de la identidad humana y la selección eugenética se evalúan como problemas sociales de primaria importancia”, y si estos “se gestionan con la lógica de mera producción, trastornan la sensibilidad social, minan el sentido de la ley, corroen la familia y dificultan la acogida del débil”.  

 En estas cuestiones la Encíclica no sólo tiene un carácter exhortativo, sino que “invita a un nuevo pensamiento y a una nueva praxis” por el desarrollo, que tengan en cuenta las interconexiones entre los temas antropológicos ligados a la vida y a la dignidad y humana y los temas económicos, sociales y culturales relativos al desarrollo.  

 “Ya no será posible, por ejemplo, plantear programas de desarrollo sólo de tipo económico-productivo que no tengan sistemáticamente en cuenta también la dignidad de la mujer, de la procreación, de la familia y de los derechos del concebido”.  

 Otras dos temáticas nuevas del documento pontificio: el ambiente. Se propone el paso “de una naturaleza como depósito de recursos materiales a la naturaleza vista como palabra creada”. Y como novedad absoluta: la alerta de la “tecnicidad como mentalidad”, que reduce todo al puro hacer.  

 En síntesis, es texto muestra cómo “la gratuidad de la verdad y del amor conducen al verdadero desarrollo porque eliminan reduccionismos y visiones interesadas”, insistió monseñor Crepaldi; “la atención se dirige al hombre concreto, objeto de verdad y de amor y él mismo capaz de verdad y de amor”.

 [Cope.es_Marta Lago