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Para encontrar el Norte (6/…). Entonces, ¿qué es lo específico del cristianismo?

El hombre es un buscador, pero necesita una brújula para encontrar su norte.

Desde el principio se hace preguntas sobre cuestiones decisivas: sobre la vida y la muerte, el futuro y el destino, el sentido, y en el fondo sobre Dios. Y resulta que Él ha salido antes al paso y ofrece las respuestas-brújula. Buscamos muchos “cómo” y muchos “porqué”, aunque deberíamos preguntarnos más el “para qué”, es decir, el sentido y la finalidad de lo que nos ocurre.

En estas entregas las preguntas de la vida son formuladas por Barto, en recuerdo de aquel Bartolomé que preguntó al Señor ¿de qué me conoces?, alternando con Lidia aquella que recibió la luz de la fe escuchando a Pablo: la primera mujer cristiana de Europa que supo transmitir luego a su casa y a sus amistades. Las respuestas vienen de Pedro, que sabe dar razón de la esperanza cristiana como pedía a los primeros cristianos aquel pescador de Galilea.

Las respuestas no pretenden exponer todos los aspectos de la fe cristiana o de las paradojas humanas, sino los más elementales, a fin de impulsar un comportamiento sensato y cristiano en una sociedad antropocéntrica que se olvida de Dios, de Jesucristo, y del Evangelio proclamado por la Iglesia. Comencemos pues a preguntar y a responder.

 

I. EL DIOS BUENO Y EL MAL

Barto:

Entonces, ¿qué es lo específico del cristianismo?

Pedro:

-Bien dices porque una tentación frecuente desde hace siglos, más fuerte en esta época, es contagiarse de una mentalidad relativista, suponiendo que todas las religiones vienen a decir más o menos lo mismo, y que Dios comprenderá nuestras dificultades. Sin embargo, no es así. 

El cristianismo hace referencia directa a Jesucristo, Dios que se hace hombre para que los hombres sean en verdad hijos de Dios. Aunque guarda estrecha relación con el judaísmo le supera por ser la manifestación de Dios que establece en Jesucristo la Alianza nueva y definitiva con todos los hombres. Siempre destaca la iniciativa divina y la llamada a la libre correspondencia del hombre para recibir los frutos de la Redención obrada por Jesucristo, a fin de que lleguéis a la Vida eterna. Jesucristo es Dios y vive en su Iglesia, que ha fundado como reflejo de la comunión del Padre con el Hijo y el Espíritu Santo y camino universal de salvación. Y está vivo y presente en ella sobre todo en la Eucaristía para divinizar a los hombres.

Tengo que añadir que el cristianismo es más que una religión porque es la salvación obrada directamente por Dios que diviniza con su gracia a los hombres, y ha sido preparado desde los orígenes de la creación. El cristianismo es Jesucristo mismo, es vivir en comunión con ese Dios Trino. Me interesa subrayar que no consiste esencialmente en unas creencias, aunque recibe verdades reveladas; no consiste en unos ritos, aunque ha recibido los sacramentos para tener participación en la vida divina; no consiste en un código de conducta o una moral, aunque es depositaria de los mandamientos de la nueva Alianza. 

Como decía, el cristianismo es eso y mucho más: es vivir de Jesucristo y aceptar la divinización del hombre cuando responde a la vocación a la santidad: ser de la familia de Dios Trino, mientras nosotros los hombres caminamos en la tierra con la esperanza del reino de Dios empezado ya en la Iglesia, que se distingue del orden temporal, pero suscita ya un nivel de vida más humano. Por resumírtelo en pocas palabras, puede decirse que en el cristianismo no es el hombre quien busca a Dios dando palos de ciego, sino que es el mismo Dios quien busca al hombre definitivamente para salvarlo del mal y atraerlo a su intimidad de amor.

 

Jesús Ortiz