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¿Explica la Sábana Santa la virginidad de María en el parto? Un científico conecta ambos hechos

¿Explica la Sábana Santa la virginidad de María en el parto? Un científico conecta ambos hechos

 

El profesor Giulio Fanti ha publicado varios artículos al respecto en revistas científicas

La Madre de Dios fue perpetuamente virgen: es decir, antes, durante y después del parto. Este dogma de fe, uno de los cuatro que conciernen a Nuestra Señora (junto a la Inmaculada Concepción, la maternidad divina y la Asunción), no explica -por su carácter milagroso- cómo se verificó la virginidad física “durante” el parto.

Giulio Fanti, profesor de Mediciones Mecánicas y Térmicas en el Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Padua (Italia), aventura una hipótesis que vincula ese hecho con la Sábana Santa de Turín. Lo significativo es que lo hace en revistas científicas.

 

Él mismo explica su hipótesis en el número de febrero del mensual católico italiano de apologética Il Timone:

En el segundo de los artículos referidos, teniendo en cuenta los nuevos análisis de sangre realizados en muestras sindónicas, se confirmaban los inmensos sufrimientos padecidos voluntariamente por el Redentor para la salvación de los hombres. Se han puesto de relieve las diversas patologías concomitantes sufridas por Jesús, como el colapso ortostático, la asfixia, la uremia y el hemotórax, acentuadas por la lesión que provocó la muerte por infarto y el taponamiento hemopericárdico.

A continuación, el artículo destaca un hecho sorprendente: la Sábana Santa es selectivamente radioactiva, especialmente en los restos de sangre, por lo que el resultado del radiocarbono de 1988 no parece fiable, incluso podría ser la primera prueba científica de la resurrección de Cristo. El artículo además examina las condiciones concretas en las que se envolvió el cuerpo de Jesús, llegando a conclusiones científicamente inexplicables.

Una imagen misteriosa

Se sabe que la doble imagen corporal de la reliquia sigue siendo hoy un misterio y que la hipótesis más fiable se basa en una intensa radiación emitida por el cadáver, pero hay más: el cadáver estaba en rigor mortis en el momento de la formación de la imagen corporal (menos de 38-48 horas después de la muerte) y estuvo envuelto en la Sindone durante no más de cuarenta horas, porque no hay signos de putrefacción. La ausencia de rebabas en las manchas de sangre aún líquida demuestra que el cadáver permaneció inmóvil envuelto en lino y que, por tanto, el cuerpo no fue manipulado ni movido. Esto lleva a una deducción científicamente absurda: Jesús pasó a través de la Sábana Santa sin comprometerla materialmente y, por ende, su cuerpo físico se hizo transparente en relación con ella.

Sin recurrir a hipótesis de ciencia-ficción como la desmaterialización o el uso de antimateria, se puede pensar más sencillamente en una hipótesis, aunque todavía no científicamente probada, relativa a la transparencia de la materia del Cuerpo de Cristo que atravesó la Sindone al igual que varias veces, según la Biblia, Jesús atravesó las paredes del Cenáculo.

Para explicar este fenómeno, debemos considerar que el diámetro de los átomos es unas 10.000 veces mayor que su núcleo, por lo que está prácticamente compuesto de espacio vacío, como el espacio ocupado por nuestro sistema solar formado por el sol y los planetas, de volumen insignificante comparado con éste.

Energía-luz intensa

Pensemos ahora en un dedo apoyado sobre una mesa: ambos están formados por átomos, pero el dedo no puede penetrar en la mesa porque las fuerzas que unen los núcleos a los electrones en el dedo y en la mesa son mucho mayores que la presión ejercida por el dedo sobre la mesa.

Supongamos, sin embargo, que suministramos al dedo una energía extremadamente intensa en forma de fotones, es decir, de luz que puede aumentar la energía cinética de las partículas individuales hasta tal punto que sus fuerzas cinéticas superen a las fuerzas interatómicas. Entonces sí es posible pensar en una compenetración del dedo en la mesa. La probabilidad de impacto entre protones, neutrones y electrones, y su probable destrucción durante el atravesamiento, sería extremadamente pequeña, dados sus pequeños volúmenes comparados con los de los átomos en cuestión. Así que, si se proporcionara una energía-luz intensa, el atravesamiento de la materia no sería imposible, incluso si el cuerpo físico no estuviera privado de su realidad material. Éste podría entonces penetrarla mientras fuera rico en energía, pero podría volver a su estado inicial cuando esta luz-energía desapareciera.(…)

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