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Comunicado de prensa del vicario del Opus Dei en Perú

Comunicado de prensa del vicario del Opus Dei en Perú

Comunicado de prensa

Palabras del padre Ángel Gómez-Hortigüela, vicario del Opus Dei en el Perú

Como vicario regional del Opus Dei en el Perú, me dirijo a ustedes a propósito de una noticia en que se recogen serias acusaciones contra el cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo emérito de Lima. Además de invitarlos a leer una aclaración que el cardenal ha publicado esta mañana, les comparto algunas consideraciones.

En sus años como sacerdote incardinado en el Opus Dei (1977-1988), el entonces padre Juan Luis Cipriani desarrolló una amplia y generosa labor pastoral con miles de fieles, jóvenes y adultos en nuestro país, hasta que fue nombrado obispo por el papa Juan Pablo II (1988).

Con independencia de lo anterior, y como vicario regional, pido perdón de todo corazón si no he sabido atender con plena acogida a una persona que deseaba ser escuchada. En 2018, ante la solicitud de una entrevista con el denunciante, sabía que no podía interferir en una acusación formal ya iniciada ante la Santa Sede, que es la vía que corresponde cuando se trata de un cardenal. Al no tener competencia jurídica sobre el caso, cuando una persona de la confianza del denunciante me pidió que me entrevistara con él, reaccioné pensando que ese encuentro podía no ser positivo. Hoy me doy cuenta de que podría haberle ofrecido una acogida personal, humana y espiritual, que sí me consta que recibió de otras personas del Opus Dei.

También les aclaro que no hay registro de ningún proceso formal durante los años en que, como sacerdote, el padre Juan Luis Cipriani estaba incardinado en el Opus Dei.

Con la versión de los protocolos de la prelatura sobre abusos actualizada en 2020, hoy sería imposible que una denuncia quede sin registro. En esa época no se tenía la misma conciencia que hoy sobre los procedimientos más adecuados para acompañar a los implicados. En la actualidad, con el aprendizaje de todos en la Iglesia, cualquier denuncia tiene un itinerario claro y no podría quedar en el ámbito de las conversaciones privadas, con personas que hoy han fallecido y con otras no identificables.

Con estas letras, renovamos el compromiso de trabajar por la prevención y en seguir aprendiendo el mejor modo posible de gestionar denuncias y acompañar a los implicados.

No quiero terminar sin reiterar mi solidaridad que nunca será suficiente con todas las personas que hayan sufrido alguna situación de abuso dentro y fuera de la Iglesia.

25/01/2025