Pío XII y el nacionalsocialismo
El origen de la leyenda negra sobre Pío XII puede situarse con precisión: el 20 de febrero de 1963, fecha del estreno de la obra teatral “El Vicario” de Rolf Hochhuth. Esta obra presentaba a Pío XII como un cínico sin escrúpulos que, obsesionado con combatir el comunismo, había justificado e incluso apoyado las acciones nazis.
El Papa Pío XII representa posiblemente el caso más dramático de transformación en la percepción pública del siglo XX. Como señala el historiador y periodista Sven Felix Kellerhoff, “probablemente no exista ninguna otra figura histórica de rango mundial que, como Eugenio Pacelli, haya pasado en tan poco tiempo después de su muerte de ser un modelo ampliamente respetado a una persona condenada por la mayoría”.
Durante su vida y en el momento de su fallecimiento, el 9 de octubre de 1958, Pío XII gozaba de un prestigio internacional incuestionable, reflejado en hechos como su aparición en la portada de Time con la cita “The work of Justice is Peace”. En Alemania se le dedicaron calles y avenidas, mientras que la primera ministra israelí Golda Meir lo describió como “un gran amigo del pueblo de Israel”.
El rabino jefe de Roma, Israel Zolli, quien posteriormente se convirtió al catolicismo adoptando el nombre de Eugenio en honor al Papa, defendió esta postura: “Ningún héroe de la historia ha comandado un ejército tan combativo como el que Pío XII movilizó contra Hitler. Dirigió una batalla incruenta pero implacable”. El Gran Rabino de Jerusalén, Isaac Herzog, expresó en 1944: “El pueblo de Israel nunca olvidará lo que Su Santidad está haciendo por nuestros desafortunados hermanos y hermanas en esta hora más trágica”. La Unión de Comunidades Judías Italianas llegó a acuñar una medalla de oro en su honor.
Pío XII, ¿el Papa de Hitler?
Sin embargo, esta percepción experimentó un giro radical poco después, hasta el punto de que, en 1999, John Cornwell publicó un libro titulado “Hitler’s Pope” (“El Papa de Hitler”). El origen de la leyenda negra sobre el papa Pacelli puede situarse con precisión: el 20 de febrero de 1963, fecha del estreno de la obra teatral “El Vicario” de Rolf Hochhuth. Esta obra presentaba a Pío XII como un cínico sin escrúpulos que, obsesionado con combatir el comunismo, había justificado e incluso apoyado las acciones nazis. Quien se sorprenda de que una obra de teatro pudiera tener tanta repercusión subestima el poder de la ficción; piénsese por ejemplo en “El código de Da Vinci”.
La realidad histórica, sin embargo, contradice frontalmente esta caracterización. Ya en 1924, siendo Nuncio Apostólico en Múnich, Pacelli demostró una clarividencia excepcional al telegrafiar a la Secretaría de Estado vaticana: “El nacionalsocialismo es la herejía más grave de nuestro tiempo”. Esta declaración resulta especialmente significativa considerando que, en aquel momento, la Iglesia identificaba al comunismo como su principal amenaza.
Los propios líderes nazis lo consideraban uno de sus enemigos más peligrosos. Joseph Goebbels, en su diario, menciona a Pío XII más de cien veces, siempre en tono de advertencia. Por ejemplo, respecto al discurso navideño papal de 1939, Goebbels anotó: “Lleno de ataques muy mordaces y escondidos contra nosotros, contra el Reich y el nacionalsocialismo” (….)
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