¿Cómo confesarse bien? ¿Por qué confesarse si siempre caigo en lo mismo? Recuerda: Dios no se cansa nunca de perdonar y que la confesión es el trono de la misericordia de Dios.

Un aspecto, muchas veces olvidado, del sacramento de la confesión es que el penitente que recibe la absolución no sólo recibe el perdón de los pecados (que lo recibe efectivamente de forma sacramental), sino que, además, Dios lo hace todo nuevo y le regala un corazón nuevo para recomenzar.

Los Padres de la Iglesia se referían a la confesión, incluso, como «la segunda tabla de salvación después del bautismo». Después de una confesión, realmente, Dios te concede un corazón nuevo para recomenzar, humildemente consciente de tus miserias, con más confianza en su misericordia y más amor.

Como dijo Jesús de la mujer pecadora:

«Le son perdonados sus muchos pecados, porque ha amado mucho» (Lc 7, 47).

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