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Tres años ya de eutanasia en España: así afecta peligrosamente a la psique del eutanasiador

Tres años ya de eutanasia en España: así afecta peligrosamente a la psique del eutanasiador

Entramos en la mente de los eutanasiadores novatos: hablan en un estudio

Eutanasiar afecta a la mente del eutanasiador. Aunque la ley le diga que está muy bien. Un nuevo estudio en España ofrece indicios de estos efectos mentales.

La eutanasia va contra la base de nuestra civilización (no matarás) y contra la ética médica: la Asociación Médica Mundial en 2019 se reiteraba: “se opone firmemente a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica”.

Hipócrates ya lo veía: puede que una sociedad necesite verdugos, pero no puede ser que el mismo que cura sea el mismo que mata. Le afectará. ¿Y afectará al resto de sus pacientes?

¿Querría usted ser atendido por un médico de familia afectado por haber hecho ya dos o tres eutanasias? O una. Con una basta para romper el tabú de nuestra civilización hipocrática. ¿Existe el derecho a saber si nuestro médico de familia es un eutanasiador para poder acudir a otro?

La eutanasia es una novedad en España: cada eutanasiador, por ahora, ha hecho pocas eutanasias.

Pero si atendemos a lo que pasa con los veterinarios, que hacen muchas eutanasias de animales, sabemos que aumentar los casos no lo hará más llevadero, al contrario, la salud mental del eutanasiador empeora y crecen las fabulaciones suicidas (vea los estudios al final de este artículo) y otros efectos mentales.

Y los casos aumentarán para cada eutanasiador, porque ya se ve que, como pasó con el aborto, la eutanasia va ir derivándose a una casta especial, “ése es el que hace eutanasias”. La casta de los eutanasiadores.

Primer estudio español con eutanasiadores novatos

España cumple en junio 3 años de eutanasia y hay un único estudio que haya investigado cómo eutanasiar afecta mentalmente a los eutanasiadores, sean médicos o enfermeros (a menudo, quien da al botón asesino, el botón que hace circular el veneno, es un enfermero, no el médico).

Es un estudio muy humilde: entrevistas de 60 minutos y grupos para “hacer hablar” a 39 sanitarios que han hecho eutanasias en España. No se aclara cuántas han hecho cada uno, pero se entiende que aún son pocas, entre 1 y 4. Su título es bastante aburrido: “La ley de eutanasia y experiencias profesionales: tensiones en la práctica clínica”. “Tensiones”… como si discutieran temas menores como quién cubre una guardia. Se publicó en Gaceta Sanitaria online en marzo de 2024.

Leer lo que dicen los eutanasiadores nos permite entrar en su mente. Son pioneros en una nueva y oscura civilización, una cultura extraña en la que el médico a veces cuida y a veces mata, y tiene que convencerse de que lo que hace, que siempre estuvo prohibido, ahora está bien.

1. Hay que justificar por qué se mata: justificar cansa

“Era una señora mayor, de edad muy avanzada, 94 años. No tenía patologías crónicas estudiadas, pero tenía una fragilidad muy avanzada […] un dolor crónico […] se cansaba mucho […] tenía que llevar pañal. Le gustaba charlar, pero enseguida tenía que parar porque se cansaba. Tenía un diagnóstico de deterioro cognitivo, y esto fue lo que […] nos creó tanto conflicto en el centro […]. Empezaron a decir que esta señora no tenía capacidad de decisión. Entonces valoramos a la paciente, le pasamos un Mini-mental y la entrevistamos. Nos pareció que sí tenía capacidad de decisión. […] Entonces nos dijeron que “cómo le hacíamos eso a esta abuela tan mona”.

““Justifícalo más”, y a veces me costaba un poco. No hay tanto matiz, no hay grises, esta señora tiene esta enfermedad crónica, lleva mucho tiempo”.

2. Los parientes quieren salvar a su familiar: el eutanasiador insiste para que cedan

“Cuando la paciente hacía esta demanda, la familia era: “No. De esto no se habla. ¿Cómo quieres morirte? Tú no estás para morirte. Eres joven, estás bien, nosotros te cuidamos”. Pero ella no quería eso. Entonces entramos a dialogar y, poco a poco, semana a semana, como que fueron cediendo.» (P14, enfermero)”

3. Las eutanasias empiezan a concentrarse en pocos eutanasiadores, y ya les duele

“Que solo me toquen las mías, […] por encima de todo tengo un compromiso con mis enfermos; […] hacer una rotación dentro del equipo, una rotación en Barcelona, o vía PADES, o como queráis, pero repartirlas, repartirlas. […] “La de la eutanasia”, “la doctora es la que se encarga”. No, yo no me encargo, perdona. Yo no me encargo. […] Yo puedo resolver dudas que surjan, pero esta semana lo he decidido claramente. Si no, objeto.» (P19, médica)

4. Eutanasiar requiere visitas, escuchar, mucho tiempo: ¡quieren que sea más rápido!

“Son visitas con este paciente, que prácticamente lo tienes que ir viendo cada semana, cada 2 semanas, y que son visitas muy largas. O sea, no puedes ir con prisa en una visita de estas. No puedes tener 15 minutos. Hemos estado, en alguna, 2 horas. Y claro, yo no tenía tiempo para sacarle 2 horas. […] En el fondo la que tenía que hacer las cosas era yo. Los informes, el aplicativo, subir, firmar, apoyar, no sé cuántas veces. Entonces eso hay que hacerlo con tiempo y con tiempo. O sea, tiempo para las visitas y tiempo para la documentación que hay que hacer. Entonces, claro, ¿cuándo lo hacíamos? En el tiempo libre. O sea, yo en mi horario laboral no tenía tiempo para hacer esto. Entonces me lo ponía en mi ocio. O sea, mi ocio quiere decir […] un día me organizo con mi marido, vas tú a buscar a los niños, porque yo tengo que quedarme y no sé a qué hora saldré, porque tengo la visita con esta familia.» (P23, médica) (…)

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