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Guerra por la niñez. La escalofriante realidad sobre los programas de educación sexual

En la guerra de Corea, el Coronel Lewis “Chesty” Puller dijo: «Hemos estado buscando al enemigo por un tiempo. Finalmente lo encontramos, estamos rodeados. Esto simplifica el problema.» refiriéndose a que podían empezar a atacar por cualquier flanco.


The War on Children – Spanish Subtitles – 11 mins. from Documentary_ on Vimeo.


En el video que me toca comentar hoy, estamos en la misma situación. Un enemigo omnipresente, al que sólo una pequeña minoría mundial apoya, parece rodearnos por todas partes. Tienen todos los medios, tienen todo el poder, tienen toda la fuerza y no dudan en usarla para imponer una educación contraria a los principios naturales (y cristianos) que los padres queremos impartir a nuestros hijos. El Papa Francisco llama a estas iniciativas “Colonización Cultural” 

«En Europa, en América, en América Latina, en África, en algunos países de Asia, hay auténticas colonizaciones ideológicas. ¡Y una de ellas –lo digo claramente con ‘nombre y apellidos’- es la ideología de género! Hoy a los niños (¡a los niños!) se les enseña esto en el colegio: que cada uno puede escoger su sexo. ¿Y por qué enseñan esto? Porque los libros son de las personas e instituciones que te dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible». 

«Hablando con el Papa Benedicto, que está bien y tiene un pensamiento claro, me decía: ‘Santidad, ¡ésta es la época del pecado contra Dios Creador!’ ¡Qué inteligente es! Dios ha creado el hombre y la mujer. Dios ha creado el mundo así, y así , y así… y nosotros estamos haciendo lo contrario». (Papa Francisco. Encuentro con los obispos de Polonia. 27 de Julio de 2016)

A esto se suma un factor muy desalentador: los diarios de todo el mundo, haciendo de caja de resonancia, informan con grandes coberturas los avances de este tipo de leyes, pero no informan, o desinforman, con respecto a los retrocesos. Se vuelve frecuente que cuando uno se pone a hablar de estos temas con personas que no están correctamente informados, inmediatamente se le tilda de “alarmista” o “Conspiranoico”.

No hay un gobierno mundial, pero sin embargo en todos los países se va imponiendo una ideología tremendamente perniciosa para los niños, no solo ajena a nuestras tradiciones culturales, sino a principios naturales, como si de hecho alguien hubiera tomado las riendas del gobierno del mundo.

El enemigo en esta guerra cultural es muy poderoso, y nosotros somos pocos y encima no estamos muy bien enterados. En el campo argentino tenemos un dicho: «Por lo más oscuro, Dios Amanece». A Dios parecen gustarle las situaciones desesperadas. ¿Qué es, sino la Pasión y Muerte de su Propio Hijo? ¿Qué sentirían los Israelitas, recién liberados del yugo egipcio y atrapados entre el mar y el ejército más poderoso del mundo? ¿Qué sentiría José, quitado de los brazos de su Padre y encerrado en un pozo? ¿Qué sentiría después, encerrado en cárcel por una acusación falsa? ¿Qué sentiría Josué, con un pequeño ejército enfrentado a una fortaleza inexpugnable y a al ejército Cananeo, prácticamente invencible? Dios no está esperando que nos sumemos en la desesperación. Lo único que quiere es que comprendamos que nosotros estamos llamados a luchar, nuestra es la lucha, pero exclusivamente suya la victoria.

Como decía el coronel “Chesty” es que podemos atacar en cualquier dirección. Y las direcciones son varias.

Los padres de familia somos clave

Tenemos que hacer valer nuestros derechos, pero para hacerlos valer, necesitamos estar informados y formarnos en la labor de padres. Los derechos de los padres son inalienables en la educación de los hijos. La Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama en su art. 26: «Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos». El pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales, y Culturales lo especifica con más claridad: los padres tienen libertad de hacer que sus hijos «reciban la educación religiosa o moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones». Casi todos los países de América y España suscriben ambos tratados, y muchos de ellos le dan rango constitucional, así que, ¡A no atemorizarse! Si los padres ven que hay educación sexual en la escuela, tienen todo el derecho de solicitar a las autoridades que antes de dar cualquier contenido a sus hijos, lo tienen que aprobar ellos. Y sin esa autorización, no darle ningún contenido. Así también, ayudar a concientizar y alertar a los padres de los compañeros de nuestros hijos sobre el tema.

Necesitamos aprender e involucrarnos

En todas las parroquias y diócesis del mundo hay al menos un movimiento pro vida y pro familia. Con seguridad ellos nos pueden orientar en acciones concretas para realizar en el corto plazo, y podrán capacitarnos para poder defender a nuestros hijos en esta guerra desigual. No sólo se trata de involucrarse y participar de las marchas por la vida y la familia, peticiones, juntada de firmas, etc. No podemos ser meros espectadores de una guerra donde nuestros hijos, o hermanos, o sobrinos están en el frente de batalla.

En la guerra no todo tiene que ser activismo

Nuestra sociedad está «hipersexualizada» y estos temas invaden constantemente el escenario en conversaciones, noticieros, incluso en la mesa familiar. La comunicación con los hijos es clave. Nuestros hijos tienen que saber, de acuerdo a su grado de madurez, qué es lo que se les quiere enseñar, por qué va en contra de su bienestar, y por consiguiente contra el plan de Dios, y qué tienen que hacer al respecto. Si tenemos a nuestros hijos en una burbuja, es probable que por la vergüenza y el escándalo que les provoque la primera vez que le hablen de estos temas, no se animen a comentarlo, con sus padres. Los hijos tienen que saber que en casa se puede hablar de todos los temas que los involucran.

Nunca olvidar la oración

Fundamental e insistente. Tenemos que ser «insoportables» para Dios con nuestro clamor. No podemos emprender ninguna acción concreta conducente sin encomendarnos al Dios de los ejércitos, que es quien da la victoria. El enemigo es muy poderoso, pero nosotros tenemos el auxilio de Su Nombre. Las situaciones que nos parecen desesperadas son sus favoritas. Y en lo que parecen derrotas irrecuperables es donde más brilla su victoria.

Para revisar en nuestro ámbito, familiar, parroquial o de Movimiento eclesial: ¿Me preocupo por formarme como padre? ¿Estoy consciente de la guerra en la que estamos involucrados? ¿Sé qué se enseña en las escuelas de mi zona? ¿Ayudo o me involucro en algún movimiento pro vida o pro familia? ¿Rezo u ofrezco mi Adoración Eucarística por la Vida y la Familia?

Andrés D’ Angelo CatholicLink