Peregrinación al Santuario de la Virgen Negra de Rocamadour
Tras celebrar la Santa Misa a las siete y media de la mañana, sobre las ocho y cuarto salimos de peregrinación un grupo de dieciocho personas, incluidos nuestro guía Enrique y Ramón, conductor, que resultó estupendo, en un minibús de 24 plazas de “RUBIOCAR”.
Fuimos por la carretera de La Coruña, dirección Segovia, siguiendo hacia Soria y de allí, dirección Burgos, llegamos a las Vascongadas, donde almorzamos en un Polígono Empresarial de Zarauz.
Sobre las 15,30 horas nos dirigimos a la frontera y por Irún pasamos a Francia.
Llegamos a Bordeaux, ciudad portuaria en el río Garona, conocida por su centro histórico como la Bella Durmiente, forma parte de Gascuña y cuenta con buenos viñedos. Nos alojamos en el hotel “Campanile”, en un polígono hostelero de las afueras.
MARTES 25.-
Celebramos la Santa Misa a las nueve de la mañana en la Basílica de St. Seurin, Capilla de Nuestra Señora de la Rosa, visitamos su cripta y seguimos viaje.
Llegamos a Saint Emilion, población prehistórica, donde los romanos plantaron sus vides y tienen muy buenos caldos. Almorzamos en un restaurante de aspecto medieval y paseamos por sus empinadísimas calles, disfrutando de un día espléndido.
Después, partimos hacia Perigueux, donde nos alojamos en el hotel “Ibis Styles”.
MIERCOLES 26.-
Desayunamos a las 8,30 horas, nos pusimos en camino y llegamos a Domme.
Domme es un ejemplo típico de las bastidas medievales de los siglos XIII y XIV. Colgada sobre el río en una caída de 150 metros, se tienen las mejores vistas panorámicas de su entorno y del río Dordogne. Nos subieron en un trenecito ¡menos mal!
Llegados a La Roque-Gageac, también prehistórica y medieval, al pie de un acantilado a orillas del río Dordogne, que en 1957 tuvo que ser reconstruida tras caer sobre el pueblo un bloque de piedra de 5000 m3.
Aquí disfrutamos de un agradable paseo en gabarra en el que nos acabamos de poner morenos.
Precioso. A continuación nos dieron un almuerzo típico del Perigot.
Visitamos Sarlat, capital del Perigot, tierra de trufas, nueces y patés, donde se realizaron algunas compras.
Luego recorrimos el bastión de Beynac, del siglo XII, escenario de las luchas de la guerra entre franceses e ingleses durante 300 años.
Para cenar y dormir llegamos a Souillac, en cuyo hotel “Promenade” nos quedamos dos noches.
A las siete de la tarde, celebramos misa en la Abadía de Santa María, donde, al parecer no nos esperaban.
JUEVES 27.-
Salimos a las 8,30 horas hacia Rocamadour, objeto de nuestra peregrinación y allí nos encontramos con un espectáculo impresionante, es un auténtico nido de águilas.
Por un ascensor inclinado, llegamos a una placita donde hay construidas siete capillas, empotradas en la roca. Visitamos el Santuario de la Virgen Negra, en la Basílica del Salvador y la cripta de San Amador.
De San Amador, por el que se tiene mucha devoción, se dice que podría ser el esposo de La Verónica, otros dicen que podría ser Zaqueo, pero en realidad no hay datos concretos sobre él, aunque sus restos fueron encontrados en la roca al excavar para hacer una de las capillas. Junto con la imagen de la Virgen Negra, que dicen fue obra de San Amador ayudado por San Lucas. Es el segundo punto de peregrinación de Francia.
Nos trasladamos a la Grouffe de Padirac, descubierta en 1947 por Edouard Martel. Es una sima de 35 m. de diámetro, con 99 m. de desnivel, cuenta con una cueva de 103 m. de profundidad y un sistema fluvial por el que navegamos en barcas, pasando por lagos y llegando a la sala del “Gran Domme”, de 91 m. de altura.
La comida fue en el Albergue de la gruta.
Más tarde nos desplazamos a Carennac, con su iglesia y castillo, antiguo priorato de Fénelon.
Paseamos a continuación por las calles de Colloges-la-Rouge, con casas de color rojizo por estar construidas con piedra de rodeno (arenisca roja) que la hace muy peculiar.
Regresamos a Souillac, donde celebramos misa a las siete de la tarde en la misma Abadía de Santa María, del día anterior y nos recogimos pronto para cenar y dormir.
VIERNES 28.-
Salimos a las ocho y media, ahora hacia el Valle del Lot.
Llegamos a Saint Cirque Lapopie, precioso pueblo colgado de un acantilado, muy típico, con su catedral del siglo XII y excelentes vistas.
Continuamos hacia Cahors, con su catedral de St. Etien y bonito claustro, que cuenta con un puente fortificado de la Edad Media y donde llegada la hora, comimos.
Vueltos al autobús, llegamos a Albi, celebramos la Santa Misa a las cinco de la tarde en la Capilla de la Sacristía de la Catedral-fortaleza de Santa Cecilia.
De Albi son el célebre pintor Toulouse-Lautrec y el escritor Pierre Benoit.
SÁBADO 29.-
Salimos temprano y visitamos la Colegiata de Saint Salvy, donde celebramos la Eucaristía a las nueve y media de la mañana y nos fuimos a Cordes Sur Ciel, precioso pueblo medieval, al que nos subió un trenecito ¡otra vez, menos mal!, situado en una colina que cuando hay nubosidad baja, queda rodeado de nubes y parece flotar en el cielo. Cuenta con un pozo en la plaza del Mercado, del siglo XIII, con ¡113 m. de profundidad!, que es motivo de curiosidad.
Almorzamos y tras un ratito de compras, nos trasladamos a Toulouse, hospedándonos en el hotel Kyriad y cenamos en un pequeño y agradable restaurante.
DOMINGO 30.-
Toulouse, es la cuarta ciudad francesa, con casi 500.000 habitantes y la pillamos en fiestas.
A las diez de la mañana se celebró la Eucaristía en el Altar donde se conservan los restos de Santo Tomás de Aquino, del Convento de los Jacobinos, que visitamos a continuación. También nos enseñaron la ciudad, San Sernin y San Saturnino que fue martirizado atado al rabo de un toro.
Para la comida nos fuimos a Carcasona. Esta plaza fue importante a partir de los romanos en el año 100 a.C. Es un conjunto amurallado, muy bien restaurado.
Disfrutamos de un buen rato de paseo por sus calles, no pudiendo entrar en su iglesia por estarse celebrando un concierto de órgano.
Regresamos a Toulouse, cenamos en el mismo restaurante del día anterior y nos fuimos a la cama.
LUNES 31.-
A las 7,30 horas salimos hacia San Juan de Luz, donde a las 11,30 horas celebramos la Eucaristía frente a la Iglesia de San Juan Bautista, en la Capilla de San Miguel, moderna, cuyo altar es un “canto” de piedra con forma similar al de nuestro Canto del Pico.
San Juan de Luz, es una comuna francesa, que cuenta con una bonita playa, que algunos de nosotros usamos solo con los pies, y un puerto, que en el siglo IX se hizo famoso gracias a los balleneros. Hoy día, son la sardina y el atún sus protagonistas.
Comimos por el camino y por la misma ruta de la ida, llegamos felizmente a casa, siendo alrededor de las nueve de la noche.
Siguiendo la tónica de todo el recorrido, diré que Torrelodones, a 29 Km. de Madrid, al noroeste de la Capital, con 845 m. de altitud y unos 24.000 habitantes, es el mejor pueblo de España (con todos los respetos), EL NUESTRO.
Hasta la próxima, si Dios quiere.
UN PEREGRINO
(1) ALGO SOBRE LOS CÁTAROS
Creían que la Tierra había sido creada por Satanás y por lo tanto, toda materia era mala. Solo el espíritu había sido obra de Dios y rechazaban plenamente la encarnación de Jesús, así como su resurrección.
Tampoco aceptaban los sacramentos, ni por lo tanto el matrimonio y creían en la reencarnación.
Las mujeres participaban en todo en igualdad con los hombres.
Desde los comienzos del cristianismo surgieron algunas variantes del catarismo, que aparecen en Bulgaria, Grecia, Italia, Cataluña y Renania. En 1160 están sólidamente implantados en el Languedoc francés.
Los cátaros, también llamados albigenses, por su fuerte implantación en Albi, aparecen en la Europa occidental en el siglo XI y se extienden rápidamente en el siglo XIII por toda Aquitania.
Fueron perseguidos en tiempos del Papa Inocencio III, que declaró una cruzada, con Simón de Monfort a la cabeza, en 1207.
Se extendieron al sur de Francia y norte de Italia. Fueron combatidos por predicadores, como santo Domingo de Guzmán y San Bernardo de Claraval.
Su expansión fue favorecida por obispos y abades del sur francés y en 1215, el IV Concilio de Letrán, condenó la herejía.
En 1244, cayó Montsegur, última fortaleza catara. Nobles, como Raymond Roger de Trencavel, vizconde de Beziers y Carcasona, les ayudaron.
Su leyenda dice que Montsegur era en realidad Montsalvat y allí escondían el Santo Grial.
La supresión de los cátaros, llevó consigo la creación de la Inquisición, organizada por dominicos.
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