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Combatir el hambre, proyecto de todos

 

Nota de Prensa——————————————–

 

 

Oficina de Información

 

 

Arzobispado de Madrid                                                                                                               
                                         drid,  4 de febrero de 2009

 

 

 

Carta pastoral del Cardenal Rouco Varela

 

 

“Combatir el hambre, proyecto de todos”

 

 

Madrid. Infomadrid, 04-02-2009.- Con motivo de la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas, el Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, ha hecho pública una carta pastoral titulada ‘Combatir el hambre, proyecto de todos’. En ella recuerda que “hace 50 años, un grupo de mujeres respondió audazmente a la llamada que pocos años antes había realizado la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas. En 1955 esta organización mundial había lanzado al mundo un manifiesto en el que denunciaba el hecho de que millones de hombres, mujeres y niños morían en el mundo a causa del hambre. “¡Hagamos la guerra al hambre!” eran las conmovedoras palabras con las que terminaba dicho manifiesto”. Y es que, señala, “en España, un grupo de entregadas mujeres de Acción Católica no podían desviar la mirada ante esta dolorosa situación” y “respondieron a este llamamiento mundial a poner un remedio concreto a esta situación y para eso daban, movidas por el amor de Cristo, un paso decidido al frente”, comenzando “la ‘Campaña contra el Hambre’, que después desembocaría en la constitución de la asociación ‘Manos Unidas – Campaña contra el Hambre’ para la estabilidad del camino emprendido”.

 

Recordando los 50 años de esta asociación, afirmó que “a lo largo de estos años, Manos Unidas ha realizado multitud de proyectos para el desarrollo integral de nuestros hermanos más necesitados, convirtiéndose en la asociación pública de fieles encargada por la Iglesia en España para la ayuda al desarrollo en el Tercer Mundo. La historia de Manos Unidas se encuentra entretejida de la respuesta de muchos hermanos nuestros, entregando su tiempo y sus bienes a la mejora de las condiciones materiales básicas de muchos hermanos necesitados. ¿Cómo no alegrarnos y dar gracias a Dios por esta hermosa obra suya?”.

 

“Pero, prosigue, no podemos quedarnos tranquilos mientras tantos hermanos nuestros siguen teniendo carencias fundamentales en elementos tan básicos en su vida como el alimento, el vestido, la salud o la educación”. “Es el mismo amor de Dios el que nos mueve a seguir acudiendo, sin caer en el desánimo ni en la desesperanza, en auxilio de los que padecen estas necesidades. Al obrar de esta manera, les llevamos el amor de Dios, que permanece fiel a su amor creador, y nos convertimos en sus manos que les alimenta, cura y consuela”.

 

“Hoy sigue siendo necesario para nosotros, ante el dolor producido por la situación de subdesarrollo que tantos hombres, mujeres y niños viven hoy, mirar al Señor y escuchar su Palabra. Ella es el verdadero alimento de Vida eterna, el Pan venido del Cielo; y ella nos mueve a dar la vida y nuestros bienes ayudando a tantos hermanos nuestros que, entre nosotros o en otros países, sufren por el hambre y el subdesarrollo”.

 

Invita a “renovar en nuestros corazones el impulso que condujo a estas mujeres a comenzar esta gran obra, confiadas en la fuerza del Señor. Nuestra esperanza no está únicamente en la eficacia exterior de las acciones y proyectos que podemos llevar a cabo, sino en la certeza de que podemos esperar más allá de lo que nuestras pequeñas acciones o las acciones de los gobernantes o de las grandes instituciones internacionales puedan llevar a cabo. Es la certeza de la acción redentora de Cristo que obra a través de nosotros. La experiencia de estos 50 años de trabajo de Manos Unidas nos lleva a confirmar que “de nuestro obrar brota esperanza para nosotros y para los demás”. Así lo hemos comprobado al cumplir esperanzas concretas a través de tantos proyectos realizados”.

 

Dando gracias a Dios “por tanta generosidad derramada”, concluye su carta poniendo “en manos de nuestra Madre la Virgen de La Almudena, la continuación de esta hermosa obra al servicio de los más pobres y necesitados”.

 

 

 

 

Para más información:

Oficina de Información. Mª Dolores Gamazo.

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