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Bulos, falsedades y mitos contra la Iglesia (IV)

En el siglo III, la moda entre los romanos era decir que los cristianos practicaban el canibalismo. En la primera mitad del siglo XX, en España, el bulo de moda era que las monjas daban caramelos envenenados a los niños y que los curas disparaban a los obreros desde los campanarios. Parecen mentiras increíbles, pero fueron acompañadas de crueles persecuciones en las que se mató a miles de cristianos. En Internet circulaba (ya lo tratamos)  el bulo de que la Iglesia negó que las mujeres tuviesen alma 
Ahora, el bulo de moda parece que es el de que la Iglesia siempre se ha opuesto a la ciencia y los avances médicos, como por ejemplo, la anestesia en los partos. Este bulo suena con insistencia en boca del ministro socialista de Sanidad, Bernat Soria, conocido por sus experimentos con seres humanos en estado embrionario (experimentos que destruyen al embrión al extraerle las células madre).
Por ejemplo, en octubre de 2007, antes del akelarre anticlerical a raíz de la fiesta PorLaFamiliaCristiana en Madrid el 30 de diciembre, ya decía el ministro en la cadena de televisión La Sexta:
Los trasplantes, la anestesia, la disección de cadáveres… la Iglesia se opuso y luego cuando se empezaron a ver los resultados se difuminó esa oposición y finalmente están incorporados”.
Y también:

“A nadie se le ocurre en este momento defender que las mujeres tienen que parir con dolor. Ya sufren bastante las mujeres. Así que si les podemos evitar algo del dolor del parto, mejor. Porque en la Biblia pone parirás a tus hijos con dolor y por eso se oponían determinados miembros de la Iglesia Católica a que se utilizase la anestesia con el parto. Eso ahora no lo defiende nadie, ¿verdad? Lo mismo va a pasar con las células madre”, agregó.

En diciembre, en la muy afín publicación El Socialista.es (fundada por el mismísimo Pablo Iglesias, aunque no, claro, la versión digital) decía:

“Me cuesta mucho encontrar explicaciones de por qué alguien se puede oponer a la investigación biomédica que busca ayudar a los pacientes. Pero cuando resulta que son los mismos que se oponían al trasplante de órganos o al uso de la anestesia en el parto, porque en la Biblia pone “parirás los hijos con dolor”, o se oponen a los planes de vacunación o a la disección de cadáveres… Ahora ya no se oponen a muchas de estas cosas y hay que preguntarles por sus argumentos, porque yo soy incapaz de entenderlo. El poner por delante una creencia… yo creo que delante tenemos que poner la salud de los ciudadanos, la calidad de vida, el bienestar social, que no sufran los pacientes…”

Y el 12 de enero de 2008, en plena acometida socialista contra la Iglesia, insistió con el bulo en unas declaraciones que Europa Press recogió y luego difundieron cientos de medios de comunicación. La nota de Europa Press decía:

El ministro señaló que “siempre que se ha producido un avance en medicina ha habido un debate”, y se refirió a asuntos como el uso de la anestesia o los transplantes. Recordó que “ciudadanos con sotana decían no a la anestesia“, sobre todo en el caso del parto, y aseveró que estas discusiones de dimensión ética ya se han diluido.

¿Sabría el ministro de Sanidad decir cuándo y quién, desde la Iglesia católica, se pronunció contra el uso de la anestesia en los partos? Nunca llega a concretar: “la iglesia católica”, “ciudadanos con sotana…” Sí repite la cita bíblica del “parirás con dolor” pero… ¿en qué documento, catecismo, concilio, encíclica ha enseñado la Iglesia que la anestesia en el parto es pecado?

La respuesta es: en ninguno. La Iglesia nunca enseñó lo que dice Bernat Soria. El ministro no es nada fiable como profesor de Historia de la Iglesia ni tampoco de Historia de la Anestesia.

De hecho, hay documentación que acredita exactamente lo contrario, es decir, que la Iglesia enseñaba que es perfectamente lícito el uso de sustancias que quiten el dolor e incluso la consciencia de forma transitoria por razones de salud, y más específicamente que no hay ninguna razón religiosa que obligue a la mujer católica a prescindir de ayuda anestésica en el parto.

Sobre el tema específico del parto sin dolor, el 8 de enerote 1956 Pío XII hizo una alocución. Se refería a un método que se presentaba entonces como “parto natural” sin dolor. Aquí el tema de debate no era el uso de fármacos que debilitan la consciencia sino si era lícito que las mujeres parieran sin dolor. Estas eran sus palabras:

En el Génesis (3,16) se lee: «In dolore paries filios» («Darás a luz en el dolor»). Para entender bien estas palabras es necesario considerar la condena impuesta por Dios en el conjunto de su contexto. Infligiendo este castigo a los primeros padres y a su descendencia, Dios no quiso impedir, ni ha impedido a los hombres, el investigar y utilizar todas las riquezas de la creación, hacer que la cultura progrese paso a paso; hacer la vida de este mundo más soportable y más hermosa; suavizar el trabajo y la fatiga, el dolor, la enfermedad y la muerte; en una palabra, someter a sí la tierra (cf. Gn 1,28). Del mismo modo, castigando a Eva, Dios no quiso impedirle, y no ha impedido a las madres, el utilizar los medios apropiados para hacer el parto más fácil y menos doloroso. A las palabras de la Escritura no es necesario buscar una escapatoria; permanecen verdaderas en el sentido entendido y expresado por el Creador: la maternidad dará mucho que sufrir a la madre. ¿De qué manera precisa ha concebido Dios este castigo y cómo lo ejecutará? La Escritura no lo dice.

 

[…] La ciencia y la técnica pueden, pues, servirse de las conclusiones de la psicología experimental, de la fisiología [en nuestra época esto incluiría la epidural, nota de FL] y de la ginecología (como en el método psico-profiláctico) con el fin de eliminar las fuentes de errores y los reflejos condicionados dolorosos, y de hacer que el alumbramiento sea lo menos doloroso posible; la Escritura no lo prohíbe.

 

[…] La caridad cristiana siempre se ha preocupado de las madres en el momento del parto. Se ha esforzado, e incluso hoy se esfuerza, por procurarles una asistencia eficaz psíquica y física, según el estado de progreso de la ciencia y de la técnica.

 

[…] El cristianismo no interpreta el sufrimiento o la cruz de un modo puramente negativo. Si la nueva técnica le evita los sufrimientos del parto o los atenúa, la madre puede aceptarla sin ningún escrúpulo de conciencia; pero no está obligada a ello. En caso de éxito parcial o de fracaso, sabe que el sufrimiento puede ser una fuente de bien si lo soporta con Dios y por obedecer a su voluntad.

 

Por lo tanto, leyendo lo que dice Pío XII sobre el tema del parto sin dolor, queda claro que es lícito evitar el dolor (y en los casos que no sea posible, como ha sido siempre enseñanza cristiana, el dolor puede siempre ofrecerse en oración, dándole así un sentido nuevo).

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Un año después, el Papa Pío XII se dirigía a un congreso italiano de anestesiólogos (1957, Sobre lasimplicaciones religiosas y morales de la analgesia. Aquí lo que le preguntaban era si es lícito usar anestesia hasta el punto de que una persona pueda perder el conocimiento, dejar de ser consciente de lo que pasa a su alrededor, y quizá ser incapaz de confesarse o despedirse de sus seres queridos o reconciliarse con sus enemigos, deberes propios de una persona antes de morir. Y esto responde el Papa:

 

Si el moribundo ha cumplido todos sus deberes y recibido los últimos sacramentos, si las indicaciones médicas claras sugieren la anestesia, si en la fijación de las dosis no se pasa de la cantidad permitida, si se mide cuidadosamente su intensidad y duración y el enfermo está conforme, entonces ya no hay nada que a ello se oponga: la anestesia es moralmente lícita.

 

[…] Preguntabais: «La supresión del dolor y del conocimiento por medio de narcóticos (cuando la reclama una indicación médica), ¿está permitida por la religión y la moral al médico y al paciente (aun al acercarse la muerte y previendo que el empleo de narcóticos acortará la vida)?«. Se ha de responder: «Si no hay otros medios y si, dadas las circunstancias, ello no impide el cumplimiento de otros deberes religiosos y morales, sí». Como lo hemos ya explicado, el ideal del heroísmo cristiano no obliga, al menos de manera general, a rechazar una narcosis, por otra parte justificada, ni aun al acercarse la muerte; todo depende de las circunstancias concretas.

 

Por lo tanto, la doctrina de Pío XII en 1957 es la de siempre de la Iglesia: es lícito combatir el dolor, e incluso en el caso de moribundos, es lícito usar anestesia incluso si acorta los días del enfermo (algo muy distinto de matar al enfermo para que deje de sufrir).

 

Entonces, ¿de dónde viene la leyenda negra que Bernat Soria repite no una ni dos veces, sino siempre que tiene ocasión? ¿Cuándo enseñó la Iglesia que la anestesia fuera algo malo? ¿Fue alguna enseñanza anterior a Pío XII? No, nunca hubo tal enseñanza.

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En ForumLibertas rastreábamos hace un tiempo el origen del bulo  a un famoso parto de la reina Victoria de Inglaterra en 1848. La reina quiso usar cloroformo en ese parto. Un pastor protestante calvinista, probablemente del norte de Escocia, se mostró en contra y llamó llamó herejes a los doctores implicados, James Simpson y John Snow, recordando el famoso versículo del “parirás con dolor”. Pero no era la postura católica. Y tampoco nos constan declaraciones doctrinales de iglesias protestantes de importancia contra la anestesia en el parto.

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Otros bulos de Bernat Soria son igualmente injustos. La Iglesia ¿se opuso a los trasplantes de órganos? ¿O más bien exigía garantías de que los órganos se obtenían respetando a los vivos y a los muertos? Los nazis eran muy buenos obteniendo órganos para trasplantar y sangre para transfusiones: lo obtenían de sus prisioneros, obviamente sin su consentimiento. También hoy la China comunista saca muchos órganos para trasplantes de los prisioneros que ejecuta en sus numerosas condenas a muerte.
Ahí le duele a Bernat Soria, puesto que él se ha dedicado a experimentar con seres humanos (en su etapa de embriones) matándolos en el proceso de obtener sus células madre. La más elemental bioética (empezando por el consenso de Helsinki) dice que para investigar con un ser humano necesitas su consentimiento informado y libre, que la investigación pueda servir a la misma persona enferma, que el riesgo no sea desproporcionado, que se hayan agotado vías previas (animales, modelos…). Bernat Soria (y las leyes españolas de investigación con embriones humanos) inclumplen la mínima bioética.
Algo parecido se puede decir sobre el bulo de que la Iglesia estaba en contra de las disecciones de cadáveres. En los siglos XVI, XVII y XVIII se mostraba a favor siempre que fuera en condiciones controladas. Muy controladas. Por ejemplo, en los “anfiteatros anatómicos” de las universidades. Sabiendo cómo se obtenía el cadáver. Y que fuera tratado con el debido respeto que merece todo cuerpo humano.   
Sin salir de España, resulta difícil encontrar una entidad que haya hecho tanto por la salud y los enfermos como la Iglesia Católica. Hoy en España la Iglesia mantiene 107 centros hospitalarios que atienden a 400.000 personas al año; 128 ambulatorios y dispensarios donde asisten a 850.000 usuarios anuales. Hay 58.000 ancianos y enfermos crónicos en 867 casas y residencias eclesiales creadas para ellos. Los bulos cristianófobos, sean el de la anestesia o el de las monjas que dan caramelos envenenados a los niños no son dignos de un ministro de Sanidad.