«Muero como un ángel…»
Lo habían recogido, harapiento y muy enfermo, a las afueras de Calcuta. El anciano mendigo llevaba tiempo a la intemperie, sin que nadie lo mirase siquiera, hasta que pasaron a su lado las Misioneras de la Caridad y lo llevaron al Moridero atendido por su Madre Teresa. Lo lavaron y cuidaron con su cariño habitual. […]