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Al cristiano se le tiene que notar que lo es

cardenal2.gifEl cardenal Rouco, en los cursos de verano de la Fundación Universitaria Rey Juan Carlos: «Al cristiano se le tiene que notar que lo es»

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La intervención del cardenal arzobispo de Madrid, don Antonio María Rouco Varela, puso punto y final al curso Ser cristiano en una sociedad secularizada, organizado por la Fundación Universitaria Rey Juan Carlos, que se celebró la pasada semana en Aranjuez y que contó con la presencia de importantes personalidades del mundo académico y eclesial, bajo la dirección del cardenal Antonio Cañizares. arzobispo de Toledo.

 El cardenal Rouco advirtió de que «es imposible ser cristiano privadamente y no en la vida pública», y reconoció que, «en España, escasean las figuras que se manifiesten públicamente como cristianos». Además, reclamó la legitimidad de la propuesta del Evangelio «en una sociedad que vive al margen o en contra de Dios»

 Los cardenales Rouco y Cañizares, en la Universidad Rey Juan Carlos

 «Al cristiano se le tiene que notar que lo es. Lo tienen que notar sus vecinos, lo tienen que notar los pobres, los enfermos, en su trabajo y, claramente, en el ámbito de la familia y del matrimonio». Con estas palabras, el cardenal arzobispo de Madrid, don Antonio María Rouco Varela, sintetizaba la urgente necesidad del testimonio católico en la actual sociedad secularizada. El cardenal realizó una firme defensa del papel de los cristianos en la esfera pública, durante la intervención con la que el pasado viernes puso punto final al curso de verano Ser cristiano en una sociedad secularizada, de la Fundación Universitaria Rey Juan Carlos, que se celebró la pasada semana en Aranjuez y que contó, bajo la dirección del cardenal arzobispo de Toledo, don Antonio Cañizares, con intervenciones de notables personalidades del mundo académico y eclesial.

Durante su ponencia, el cardenal de Madrid aseguró que, a pesar de las dificultades que supone vivir la fe «en una sociedad que vive al margen o en contra de Dios», la responsabilidad de los católicos «exige participar en la vida de la Iglesia, en la vida comunitaria y en la vida social desde una acción pastoral y misionera», porque, «cuando escondes tu fe, empiezas a dejar de ser cristiano. Es imposible ser cristiano sólo privadamente, y no en la vida pública», afirmó el cardenal, aunque reconoció que, «en España, escasean las figuras que se manifiestan como cristianos públicamente». Y eso, a pesar de que, «entre los cristianos, también es necesario asumir la doctrina social de la Iglesia en la práctica política y en determinados planteamientos de la vida pública». Hay que posicionarse

 Un momento del Encuentro por la Familia Cristiana, el pasado mes de diciembre, en la madrileña Plaza de Colón

 El cardenal Rouco afirmó que «ser cristiano en la actual sociedad secularizada exige profesar, vivir y testimoniar en todos los ámbitos de la vida la propia identidad». Algo que supone «una responsabilidad en la vida pública y social, que tienen que estar perfiladas por la fe». Esto implica posicionarse en determinados planteamientos junto al magisterio de la Iglesia, y «reconocer los derechos fundamentales de la persona humana, desde que es concebida hasta el final de sus días». El cardenal reconoció que «hoy no es fácil manifestarse como católico sin que te califiquen como reaccionario, especialmente en el mundo del arte y de los medios de comunicación». De hecho, en su opinión, «en los medios se nota claramente una visión secularizada del hombre», que termina por «perder la noción integral de la persona y la finalidad misma del arte y de la comunicación». Este ambiente de laicismo y secularización «deja reducido a Jesucristo a un mero, y más o menos simpático personaje de la historia religiosa y política de la Humanidad, al margen de toda referencia trascendente; o que incluso es militantemente contrario a Él y a su Iglesia». Todo ello supone para los cristianos un reto que no debe partir de la imposición, sino de la propuesta. «Presentarse cristianamente en el mundo exige hacerlo respetando la libertad de todos, también de los que no creen. La propuesta intelectual y de vida que hace el cristianismo ha de ser, en efecto, una propuesta, no una imposición política, cultural o ideológica», aseguró el cardenal arzobispo de Madrid.

Para quienes piensen que esta propuesta va acompañada de una laxitud en el compromiso apostólico, el actual Presidente de la Conferencia Episcopal Española aclaró que «la proposición no es debilidad de convicciones, sino la voluntad de respetar las ideas y la vida de los otros». Dicho de otro modo, que en lugar de arredrarse a la hora de evangelizar, «nosotros podemos presentar con toda la fuerza y toda la legitimidad una opción, una alternativa, que hemos recibido de Dios».

 Monseñor Gerhard Müller, obispo de Ratisbona

 Intolerancia laicista.  El discurso que pronunció el Papa Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona ha sido probablemente el que más polémica ha suscitado de cuantos ha pronunciado en su pontificado. Por eso, nadie mejor que el obispo de aquella diócesis alemana, monseñor Gerhard Müller, para valorar las referencias a la fe, la razón y la libertad en el discurso académico del Santo Padre. Durante su intervención, el prelado alemán aseguró que la manipulación de la que fue objeto el discurso de la Universidad de Ratisbona, así como «el boicot laicista al Papa en la Universidad La Sapienza, de Roma, ponen de manifiesto la intolerancia y la sinrazón de la dictadura relativista». Monseñor Müller afirmó que quienes critican irracionalmente las palabras del Papa, lo hacen «porque no son capaces de escuchar la Palabra desde la razón. Es una autodefensa de quienes no quieren creer para no cambiar su vida y su actitud, y por eso no quieren aceptar que la Palabra es para todos los hombres». Tras reivindicar con insistencia la estrecha relación entre fe y razón, monseñor Müller aseguró que «nuestra fe es capaz de ser defendida con argumentos inteligentes, por eso no tenemos problema para presentarla y defenderla desde la razón». Frente a quienes defienden que la razón justifica por sí sola toda actividad humana, recordó que «la razón debe ser consciente de sus límites y aprender a escuchar a las grandes tradiciones religiosas», igual que «desde la fe somos conscientes de que no podemos prescindir de la razón».

 Don José María Aznar, ex-Presidente del Gobierno

«Europa es inexplicable sin sus raíces cristianas» «Europa es, sencillamente, inexplicable sin su raíz cristiana. Negar estas raíces es lo que más nos debilita, porque no podemos explicar lo que somos sin saber, conocer, respetar y explicar nuestras raíces cristianas. Europa debe hacerlo así, y sus naciones, entre ellas la nuestra, también». Así se manifestó el ex-Presidente de Gobierno, y actual Presidente de la Fundación FAES, don José María Aznar, en la ponencia que pronunció en los cursos de verano de la Fundación Rey Juan Carlos.

El Presidente de Honor del Partido Popular aseguró que «merece la pena defender y luchar por los valores occidentales, y no hace falta pedir perdón todas las mañanas por hacerlo». De hecho, la importancia del cristianismo en el Viejo Continente es tal que «no puede haber democracia sin la idea de la persona legada de la religión, la cultura y la sociedad judeocristiana». Prescindir, por tanto, de esta referencia moral «es lo que más nos debilita». Una de esas muestras de debilidad cultural se encuentra, según señaló el ex-Presidente, en los ataques que ha sufrido el matrimonio y la familia desde diferentes instituciones políticas: «La familia y el matrimonio son un elemento esencial para la sociedad, se crea en Dios, o no se crea; se sea cristiano, o no se sea». El señor Aznar advirtió de que «encontramos una intención muy clara de renunciar a nuestra identidad por parte de ciertos políticos europeos». A esto hay que añadir el empeño de algunos en «culpar a Occidente de todos los males del mundo», actitud que sólo se explica porque «hoy la corrección política impide afirmar que la democracia occidental es mejor que una teocracia islamista».

 Monseñor Fernando Sebastián

 «Hay que poner a los políticos en su sitio» «La mentalidad del laicismo es que el hombre puede ser cualquier cosa… de las que nos otorgue el Parlamento. Pretenden que seamos como un muñeco hinchable que crece con las libertades que nos concede Zapatero. Y eso es la muestra de una ideología totalitaria. Los cristianos somos mucho más defensores de la libertad que los representantes de filosofías e ideologías ateas, que terminan siempre siendo dictatoriales». Afirmaciones como ésta hicieron de la de monseñor Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona y Tudela, una de las intervenciones más aplaudidas. El prelado aseguró que «hay un sector, minoritario pero dominante, que quiere eliminar de la vida pública y privada de los españoles la esperanza cristiana. Dicen que sólo quieren eliminar la religión de la vida pública, pero eso es un propósito imposible y una justificación hipócrita. No es posible para los ateos o los socialistas serlo sólo en la vida privada y no en la vida pública, y no sería bueno que así fuera. Las convicciones nacen en la privacidad del corazón del hombre, pero se plasman en la plaza pública».

Monseñor Sebastián se preguntó que, si «los laicistas intentan reprimir el derecho a ser cristiano en el conjunto de la vida pública, ¿por qué tenemos que renunciar sólo los cristianos? Que renuncien también los demás a sus convicciones». El problema, a juicio del arzobispo emérito de Pamplona, es que «el laicismo pretende constituirse en una alternativa cultural al cristianismo. Hablar de laicismo es una manera elegante, aterciopelada y falsa de hablar de ateísmo». Sus premisas terminan por convertirse en «una especie de mesianismo consumista». Ahora bien, añadió: «Yo admito la legitimidad de quien no es cristiano, pero pido a cambio que admitan la legitimidad de mi ser cristiano. Que ellos den sus razones, y yo daré las mías». Además, monseñor Fernando Sebastián se refirió a la imposición de la asignatura Educación para la ciudadanía y de Ciencias para el mundo contemporáneo en las aulas españolas. «El problema está en las competencias que se arroga el Estado. Es una desmesura pensar que la ministra de Educación está para programar la mentalidad de los ciudadanos. A los políticos también hay que ponerlos en su sitio, porque aunque realizan una tarea muy responsable, tienen sus límites, y no pueden entrar a controlar la mentalidad y la moralidad de los ciudadanos». En todo caso, monseñor Sebastián advirtió de que «la fe de los españoles ha soportado muchas dificultades; ahora nos toca pasar la prueba laicista, que puede ser una purificación para nosotros en los planes de Dios», concluyó.

Alfa y Omega. 31 julio 2008