Conversos: Eduardo Verástegui
Su película “Bella” trata de este polémico asunto, que ahora se debate en México.
El dice que siempre anduvo tras el éxito, pero la verdad es que el éxito siempre anduvo tras él. Desde que Eduardo Verástegui dejara atrás su ciudad de Xicotencatl, en Tamaulipas, a los dieciocho años, este apuesto hombre desarrolló una multifacética e internacional carrera como modelo, cantante y actor, convirtiéndose en uno de los rostros más representativos del “entertainment business” latino. Cuando sintió que había llegado el momento oportuno, comenzó a escalar la cima más alta con la que sueñan la mayoría de los actores: la conquista de Hollywood.
Nada le hacía sospechar cuando abandonó Miami para instalarse en Los Ángeles que su alma inquieta iba a llevarle por otros caminos más allá de las peligrosas distracciones de la fama. Poco después de sus primeros coqueteos con la gran pantalla, después de doce años de una frenética carrera profesional construida con mucha dedicación y esfuerzo, comenzó a sentirse terriblemente sólo, vacío, sin ilusiones. Así que decidió cerrar sus increíbles ojos verdes a ese mundo de fama que durante tanto tiempo le había deslumbrado y miró hacia adentro. De una conversación acerca de lo que allí vio, surgió esta íntima y sincera entrevista.
Al borde del océano Pacífico, en un descanso de su imparable promoción en los Estados Unidos de su premiada película “Bella”, conversó con ¡HOLA! En exclusiva mientras posaba para nosotros en un precioso atardecer junto al Pacífico.
_ Tu película “Bella”, en la que eres protagonista y productor, ha ganado recientemente el People Choice Award, el premio más importante del Festival Internacional de Cine de Toronto, galardón que han recibido otras películas antes de ganar el Oscar, como “Life Is Beautiful”, “Hotel Rwanda”, “American Beauty”… Por no hablar del importante Smithsonian Legacy Award recibido por el director, también mexicano y socio tuyo, Alejandro Gómez Monteverde, en la Casa Blanca… ¿Esperabas todo esto cuando comenzaste la aventura de producir esta película?
_ Para nada, ha sido impresionante… Aún no me lo creo.
_ ¿Cómo conseguiste involucrar a alguien como Steve McEveety, el productor de “Braveheart” y “The Passion” como productor ejecutivo de tu película?
_ Uno de los cuatro socios que conforman mi productora, Sean Wolfington, le conocía y le llamó para pedirle consejo. Cuando Steve vio la película terminada se emocionó y dijo que quería ser parte del proyecto. Fue un auténtico milagro porque él puso en nuestras manos todo el plan de “marketing” que desarrolló con “The Passion”, cuando todos los grandes estudios de Hollywood le cerraron las puertas.
_ ¿Habrá un antes y un después en tu carrera tras el estreno en agosto de esta película?
_ Sí… Profesionalmente, puedo decir que “Bella” es de lo único que puedo sentirme orgulloso en toda mi carrera. De hecho, cuento mi carrera a partir de ahora. Es la primera vez que siento que hice algo honesto con ella.
_ Has estado cuatro años prácticamente retirado y ahora apareces con esto… ¿Qué ha sido de ti todo este tiempo?
_ Llevo cuatro años inmerso en la creación de esta película… No me sentía nada contento de a dónde iba dirigida mi carrera. Por mis características físicas estaba totalmente estereotipado. Como actor, nunca tienes ni voz ni voto en el contenido de las películas, te limitas a esperar que suene el teléfono y es difícil, mucho más para decir: “¡Ah!, pues este papel no me gusta” o “el argumento no casa con mis principios morales”… Imagínate –dice, suspirando, con esa sonrisa que roba sin remedio el corazón de sus miles de fans–. Yo empecé a trabajar a los dieciocho años… Era muy joven, muy inmaduro, me desenvolví en un ambiente totalmente superficial. Sí, es cierto que me atraía este trabajo por amor al arte, pero era un amor muy egoísta, muy vanidoso… Empecé a hacer cosas como modelo, cantaba en el grupo Kairo, luego hice varias telenovelas como actor, después me lancé como cantante solista… En fin, este medio te seduce, es muy atractivo. Pero con el tiempo, me di cuenta de que no es oro todo lo que reluce. Después de doce años de tratar de encontrar la felicidad persiguiendo unos sueños que crees que van a dártela, después de hacer mi primera película “Chasing papi”…, me sentí totalmente vacío. Ahí empecé a cuestionarme mi vida… Empecé a preocuparme y a preguntarme si realmente estaba invirtiendo mi tiempo en cosas que realmente me importaban. Siempre me fijé en el tipo de papeles en los que ubican a los latinos en Hollywood, solemos ser “el malo” de la película, los bandidos, los traficantes, los ilegales…, los malos… Y si tienes mucha suerte, el “latin lover”, el donjuán, que aboga por el concepto machista del hombre que se resume en dos palabras: el mujeriego mentiroso. Y ahí iban dirigidos mis pasos, por ahí venía yo –y lo confiesa con humildad–: en mi carrera y en mi vida profesional. Anduve persiguiendo eso durante muchos años, era mi meta, mi verdad, lo que en la sociedad se ve como lo “cool”, en definitiva, lo que yo pensaba que me traería la felicidad…
_ Pero ocurrió lo contrario…
_ Me sentía muy inquieto, muy insatisfecho. Con todo lo que hacía, nada, absolutamente nada me llenaba… Y yo pensaba: “¿Qué me falta? Seguro que cuando haga este proyecto voy a sentirme bien”, pero tampoco. Terminaba mi siguiente trabajo y me sentía totalmente vacío. Entonces me ilusionaba con alguna mujer, qué tal si ando con fulanita o menganita, pero toda mi vida soñé con casarme y tener hijos, mientras salía con un tipo de mujeres que yo sabía que por ahí nunca iba a encontrar a mi esposa… Así que llegó un punto en el que me invadió el vacío.
_ ¿Y qué te hizo salir de allí?
_ En mi búsqueda por saber qué había más allá de todo este vacío, empecé a cuestionarme las grandes preguntas que todo el mundo se hace alguna vez en la vida: “¿Qué hago en este Universo?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, ¿qué sentido tiene todo esto?”… Y en esta búsqueda empecé a frecuentar otro tipo de gente, otro tipo de ambiente… Verás –dice con simpatía, después de hacer una breve pausa–. Antes yo no tomaba nada en serio. Siempre he sido el rebelde de mi familia. En casa soy el mayor, tengo tres hermanas más pequeñas que yo. Mis padres son gente sencilla, con unos valores morales increíbles, con mucha vida espiritual… Sufrieron bastante cuando dejé mis estudios y casi a escondidas me fui de casa para perseguir mis sueños en el mundo artístico. Les di muchos disgustos. Hasta que un día mi madre se hartó y dijo: “Lo que le digo a este hijo mío, le entra por un oído y le sale por el otro. Donde no he llegado yo con mis palabras y mis consejos, las oraciones que voy a dedicarle toda mi vida terminarán tocando tarde o temprano su corazón”. Y se dedicó a rezar por mí. Así que creo que las oraciones de mi madre han tenido mucho que ver en todo esto… –dice riendo–. Ya sabes lo que se dice: “No hay nada más poderoso que las oraciones de una madre por sus hijos”. Después de ver mi caso, estoy convencido de ello. Todo el cambio que he experimentado en mi vida, las personas nuevas que se me acercaron en mi crisis, no me cabe duda que han sido fruto de las oraciones de mi madre.
_ Bueno, tampoco sería tan desastrosa tu vida…
_ Desde donde la veo ahora, creo que sí lo era. Yo me preguntaba: “Con todas las posibilidades fantásticas que me ha ido brindando la vida, ¿he hecho algo bueno, algo digno, algo honesto? ¿Estoy sirviendo para algo?”. Me di cuenta que había sido un egoísta. Que las cosas que me habían hecho avanzar como un ciego eran la vanidad y la soberbia. Vivía en una contradicción constante: quería hacer cosas buenas y no las estaba haciendo… Quería hacer algo que tuviera significado para mí o para los demás y no lo estaba haciendo. También pensaba: “Si yo siempre he soñado con casarme algún día y tener una familia numerosa… ¿qué voy a encontrarme en este ambiente en el que me muevo que merezca la pena?”.
_ Se aprende de los errores.
_ No cabe duda. La vida es una experiencia. Cuando uno no sabe lo que quiere, terminas en cualquier lado. Es muy peligroso. Cuando no sabes dónde vas, acabas en cualquier lugar, accidentalmente, influenciado por un amigo equivocado, un ciego que sigue a otro ciego, y luego dices: “¿Cómo terminé haciendo esto o aquello?, ¿pero qué me trajo hasta aquí si esto no soy yo?”.
_ Y después de ordenar tus prioridades…
_ Después de ordenar mis prioridades, volví los ojos a mi carrera. Y sentí vergüenza. Sentí que con el mensaje que había estado lanzando con mi trabajo había ofendido al mundo latino. Entonces me hice algunas promesas, pero estas dos son las más importantes: la primera, no volvería a hacer nada que contradijese mis principios morales, y la segunda, nada que malrepresentara a mi gente, a los latinos, ni en el cine, ni en la televisión ni en ningún medio. Somos cincuenta millones de latinos en este país, la mayoría mexicanos, donde casi todos tienen familias maravillosas, son honrados, son trabajadores, tienen unos valores fantásticos… Y todo eso, desafortunadamente, no lo vemos reflejado en las pantallas: Hollywood hasta ahora lo ha ignorado porque, como decía antes, siempre nos dan el papel de malos. En ese momento, mi vacío, mi inquietud, desaparecieron. Y supe que estaba encontrando mi camino.
_ Fue entonces cuando creaste tu productora independiente…
_ En mi búsqueda conocí a gente en el medio que tenía pensamientos afines a mí… Todos estábamos sorprendido. Hasta los que después serían mis dos socios más inmediatos, hacía tiempo que tenían inquietudes como las mías de hacer cosas en el medio profundas, con un mensaje, y todas las puertas se les cerraban injustamente por ello. Yo estaba justo en eso. Quería devolver todas las cosas buenas que la vida me había regalado, todas las oportunidades que el Universo me había dado de hacer algo bueno y las había desaprovechado. Quería hacer cosas con sentido. Quería que la gente fuera a ver una película y saliera del cine con una lucecita en el corazón, con ganas de amar más y juzgar menos, inspirados…
_ ¿Qué te dijo tu familia?
_ En un principio, claro, fue un cambio tan radical, que se asustaron. Cuando un día aparezco y les digo: “A partir de hoy no voy a hacer nada contra mis principios. Si el precio del cambio es que vaya a terminar trabajando en mi pueblo vendiendo tacos, esto es más digno que lo que he hecho hasta ahora. Si el día de mañana voy a casarme y tener hijos, que mis hijos estén orgullosos de su padre, y si no llega a irme bien, si quieren, que me ayuden a vender tacos en la calle” –dice riendo–. “Eso es un poco exagerado, ¿no?”, me dijeron… Pero les expliqué: “Si voy a llevar una vida íntegra, voy a ser radical. No me gustan las medias tintas. O eres un hombre de palabra o no eres un hombre de palabra. Sea quien sea quien esté detrás del mejor proyecto, no voy a hacer nada que vaya contra mis principios, porque, si acepto, es venderme, y volveré a acabar viviendo una mentira”.
_ ¿Qué sientes que has aprendido más de tus padres?
_ Mi fe. Es un regalo que Dios me dio a través de ellos. De mi padre, la perseverancia. A respetar a los demás. Siempre me dijo: “Sé honesto en lo que hagas, nunca te rindas. De los cobardes nunca se ha escrito nada. Ve siempre hacia delante, nunca mires a nadie con desprecio. Si tienes que mirar a alguien hacia abajo, que sea sólo para tomar su mano y ayudarle si lo necesita…”. En fin, unos códigos, unos principios, cosas muy simples, pero muy importantes… De mi madre aprendo a ser humilde, a ser amable. Ella me dice: “No te creas la última “cocacola” del desierto, un corazón humilde es bien recibido en todas partes…”. Los dos siempre han velado antes que nada por la unidad de la familia. Siempre recuerdo cómo medio minuto después de las peleas entre mis hermanas, ahí estaban mis padres inmediatamente para hacer las paces, cuidándonos, protegiéndonos… Tuve una infancia sencilla y maravillosa.
_ ¿Qué opinas del debate que hay abierto en México alrededor de la posible legalización del aborto?
_ Me siento triste, muy frustrado por lo que está pasando en México hoy en día. Creo que hay una manipulación tremenda en la información que se le está dando al pueblo mexicano. Las leyes no pueden basarse en una mentira, porque el aborto es un crimen. Es un hecho, es algo científicamente demostrado. ¿Qué nos está pasando en la sociedad? ¿Quién no lo ve? Es un holocausto terrible, en el que están muriendo “legalmente” millones de inocentes… Algo tan grave, tan profundo, que va incluso más allá de cualquier filosofía o religión.
_ Algunas personas piensan que la decisión de abortar corresponde a las mujeres.
_ Las mujeres que hagan lo que quieran con su cuerpo… Pero ¿y el bebé? ¿Qué pasa con el cuerpo del bebé, que no tiene voz y no puede defenderse? Hace cien años podía haber dudas, sólo la fe podía alcanzar a pensar que había vida desde el momento de la concepción. Pero hoy en día es algo científicamente demostrado, no hay duda. Entonces… ¿Legalizamos los asesinatos? Además, déjame que te cuente algo muy curioso… La mayoría de las mujeres que llegan hasta ahí no quieren hacerlo… Es algo totalmente antinatural. De hecho, te digo que he visitado algunas clínicas y, cuando platico con las muchachas, la mayoría de ellas sólo llegan ahí aconsejadas por hombres, casi ninguna quiere hacerlo, pero tienen miedo, están asustadas, se sienten solas y sin recursos. Hay que pensar en ayudarles, nada más. Hay que ayudarles a ver otras opciones. Ahora dice, adoptando un tono más serio –aún si cabe–, el que sí sabe lo que está haciendo es el médico. El médico, te lo digo sin complejos, le duela a quien le duela, el médico que practica abortos es un carnicero. Porque él sí estudió, el sí fue a la escuela, él sí sabe lo que hace, él hizo un juramento de defender la vida, y ahí hay vida y él la está terminando, él mete las tijeras y corta cabezas. El aborto va contra todos los principios éticos de la Medicina, y el que lo practica, lo sabe.
_ ¿Y si fuera en las primeras semanas de gestación?
_ ¿Antes del tercer mes sí se puede y ya el cuarto no? ¿Dónde ponen el límite? ¿Si le crecieron al bebé las pestañas o no? ¿Hasta ayer sí y hoy no?
_ ¿Qué tal si hay peligro de que el niño nazca, por ejemplo, con el síndrome de Down?
_ Pues si empezamos a pensar así, en un momento volveremos al régimen de Hitler. Te mato porque no estás lo suficientemente sano. ¿Qué es eso? El valor del ser humano, de la vida, no está en que seas guapo o listo, o retrasado y cojo… ¿Quién limita dónde empieza o acaba el ser humano? No hablamos de una raza sana, hablamos de la dignidad del ser humano, de la vida… Esa es la verdadera cuestión. Lo demás es una manipulación para discutir lo que por principio es indiscutible. –Piensa unos momentos y añade:– Algunos embarazos llegan fuera del seno de una familia, o no son fruto del amor, o de una violación… Hubo un error, un error muy grave por parte de alguien. Pero para arreglar un error no se comente otro error para taparlo. No puedes hacer o sufrir algo malo y pagarlo con algo peor. Si a algo malo le sumas otra cosa mala, el resultado no va a ser nunca paz y alegría, va a ser algo peor aún. ¿Me explico?
_ ¿Qué le dirías a una mujer que se esté planteando el aborto como solución?
_ Que no lo haga, que dentro de su vientre hay un bebé que se muere de ganas de tocar sus mejillas, reírse, decirle mamá y quererla con todo el alma. Que ya existe una vida que está creada para una misión. Que no es de ella, aunque venga a través de ella. Que no es justo bloquearle la visión y el camino. Que el sacrificio que va a hacer para darle esa oportunidad al bebé para que salga adelante la vida se lo va a premiar con un millón de bendiciones. Que tenga esperanza. Que si piensa que la decisión que está tomando es una puerta de salida hacia algo que ella piensa que va a ser mejor, eso es una mentira. No va a ser mejor. Y ya no sólo estoy pensando en el bebé, también estoy hablando de ella. Si yo supiera que ella iba a estar feliz…, pero no es cierto. No hay una mujer que no se haya arrepentido en algún momento de su vida después de atravesar algo así, o que se justifique, pero le haya dejado una huella en el alma para siempre. Que no está sola. Que si necesita ayuda, puede escribir a una organización que he creado para poder ayudarle. Sólo le pido que se informe, yo con gusto le ayudo. Que nos envíen un correo a vida@mantodeguadalupe.com, que con gusto le vamos a escuchar y a ayudar en lo que necesiten. Que recuerden las sabias palabras de la madre Teresa de Calcuta. Que en el aborto hay dos crímenes, el del hijo y el de la conciencia de la madre, y yo te digo, como ella, que los bebés que no quieran, te lo juro, que me los den a mí.
_ ¿Vas a involucrarte en alguna de las manifestaciones previstas en México antes del referéndum?
_ Por supuesto. Se está organizando una marcha el día veintidós en el DF a la que es muy posible que me acompañe el propio Steve McEveety. Todo lo que sea con tal de ayudar. Que se legalizara el aborto en México no es ni mucho menos digno del espíritu del pueblo mexicano.
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